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Keyla

—¿Qué te dijo la Gio? —le pregunté a mi amiguita cuando dejo de hablar por teléfono.

—Que sí. —me respondió con una sonrisa y me pasó mi celular. —Nos viene a buscar cuando salgamos.

Asentí y la quedé mirando esperando una respuesta a lo que ella ya sabía.

—No hablamos nada importante. —rodó los ojos. —Es un insoportable culiao y bueno pa' huear.

—Te vi mirándolo con odio. —me reí recordando el momento. —¿Qué te dijo po'?, dame contexto de todo.

Me tomó del brazo llevándome al kiosko donde estaba la tía ordenando todo para cuando tocaran para recreo, dejándome igual de confundida que antes.

¿Que estábamos haciendo acá?

Hola tía. —saludó mi amiga. —Me da un pancito y un chicle.

Habían trident y bigtime.

¿Cual sabor mi niña?

—Celeste.

La quedé mirando y me empecé a reír, la tía también hizo lo mismo para después pasarle el chicle junto con el pan. La Danae pagó y nos fuimos a sentar a las bancas que están algo escondidas cerca del gimnasio.

—¿Celeste es un sabor? —le pregunté cagá de la risa.

—No se como se llama este sabor culiao. — dijo entre risas, mientras guardaba el bigtime celeste. —¿Querís?

Negué. —Cuéntame po'.

Sacó el pan de la bolsita donde la tía se lo había entregado y empezó a comer.

—Me empezó a huear con el Feña. —la miré con un signo de interrogación en la cabeza. —Sí, con el Feña antes de que preguntís.

—¿Te lo estabai comiendo con la mirada cochina? —le pregunté molestándola. —Te la teniai bien guardadita.

Me quedó mirando mal, mientras el color rojo empezaba a teñir su mejillas delatándola.

—Me seguís molestando no voy a contarte nada más. —me dijo molesta, bueno molesta a medias porque se estaba aguantando la risa.

Me puse seria dentro de lo que pude y le di la señal telepáticamente para que me siguiera hablando.

Hemos practicado esto toda nuestra existencia.

La cosa es que me empezó a molestar con el Feña y yo le respondí de vuelta con la misma moneda. —siguió hablando. —El hueón se enojó porque le empecé a decir cosas y nos mandamos a la mierda.

—¿Con qué lo molestaste?

Me miró con el ceño fruncido.

—Contigo po' mamita. —me dijo negando con la cabeza. —Más vivita po' Keyla, eres la única que no se da cuenta que ese hueón te quiere comer hasta con palta.

—Pff. —me tragué la sonrisa. —Estai loca.

—Y tú estai hueona. —me dijo con la boca llena.

Tan linda mi amiguita.

¿Por eso se te gritó que cerrarai la boca? —cambié el tema riéndome. —En verdad yo ya lo venía venir.

—¿Por qué?

—Los que se pelean se aman y como siempre te he dicho. —la abracé por los hombros. —Del amor al odio hay solo un paso y del odio al amor es lo mismo.

¿Escapémonos? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora