8

871 107 34
                                    

—Bien, ¿Qué quieres de postre? —Sonrío sin despegar la vista del menú, sé que a Raúl no le gusta el helado de choco-menta, así que no pediré nada de eso, pero me debato mentalmente entre el pastel de super chocolate o un helado, también de chocolate.

—¿Tú qué pedirás? —Le pregunto a Raúl, por fin levantando la vista.

—No lo sé, creo que solo quiero una malteada de fresa. —Un puchero involuntario se forma en mis labios y las ganas de llorar se hacen presentes en mi pecho.

"¿PERO QUÉ MIERDA ME PASA?" Pienso mientras agito la cabeza.

—Bien, creo que pediré el pastel de chocolate. —Cierro el menú con un golpe y lo veo llamar a la mesera, que se acerca rápidamente.

—Un pastel de super chocolate por favor. Y una malteada de fresa.

—Mejor un helado de chocolate. —Interrumpo y me hago chiquito en mi lugar al sentir la mirada de la mesera sobre mí. —Por favor...

Ella asiente y está por irse cuando le llamo de nuevo. —Que sí sea el pastel, lo siento. —Me mira con una sonrisa y me dan ganas de gruñirle al sentirme como un niño pequeño.

—En seguida lo traigo. Con su permiso. —Nos dice y se va, dejándome con un puchero caprichoso en los labios y la vista avergonzada clavada en la mesa.

—Lo siento... hoy me siento indeciso. —Le digo a mi amigo, pero su risa suave me hace levantar la vista. —¿Qué es tan gracioso?

—Eres demasiado lindo cuando haces pucheros. —Me sonríe enormemente, provocando que sus ojos se cierren un poco y sus hoyuelos se marquen.

Me sonrojo un poco, definitivamente estoy raro.

—¡Yo no hago pucheros! —Ruedo los ojos, sintiéndome algo molesto. Detesto que me traten como a un niño.

—¡Bien! No te enojes. No haces pucheros. —Me dice sin dejar de sonreír, mostrando las palmas de sus manos en señal de paz.

La mesera se acerca con nuestro pedido en mano, por lo que dejo de pelear, concentrándome en mi pastel.

Comemos en silencio, por alguna razón no tengo muchas ganas de hablar hoy.

—Gracias por el postre, Raúl. —Le digo con la mirada gacha al sentirme algo avergonzado. Caminamos lentamente por los pasillos, en silencio mientras subimos por el elevador.

—No es nada. —Me dice cuando salimos por las puertas automáticas. — Me encanta verte comer cosas que te gustan. Abultas las mejillas como un hámster y te ves demasiado lindo. ¿Lo sabías? —Niego lentamente, mirándolo por fin. —Aaah, vas a matarme, Memo...

—¿Qué hice? —Frunzo el ceño con duda.

—Ser demasiado lindo, omega caprichoso y hermoso. —Me sonrojo. —Además, no sabes comer, tienes chocolate...—Lo veo acercarse rápidamente hacia mí, ni siquiera tengo tiempo de reaccionar cuando siento sus labios sobre la comisura de mis labios. —Aquí.

Me quedo estático. Ya estamos frente a la puerta de mi habitación, pero no puedo moverme, mis piernas no responden y me siento avergonzado. Mi lobo, que hasta ahora había estado tranquilo, se remueve inquieto y emocionado, pero yo me siento algo asustado.

"Esto es incorrecto" Le digo a mi lobo, que mueve la cola, feliz.

"Calla, que Messi sea nuestro destinado no quiere decir que no nos puedan cortejar más." Me responde y sus "palabras" me hacen sonrojar aún más.

—¿Qué haces? —Le pregunto a Raúl, reaccionando por fin, tocando ese lugar en donde sentí pasar su lengua, encontrándolo húmedo por la saliva aún.

❀ My Dear Sunflower ❀ 𝑀⃪𝑒⃪𝑠⃪𝑠⃪𝑐⃪ℎ⃪𝑜⃪𝑎⃪ ❀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora