43

134 17 1
                                    

Lionel, más te vale que despiertes de una maldita vez o voy a ir a tu casa y te voy a sacar de las orejas —La voz de Scaloni suena amenazadora, pero ni siquiera eso logra sacarme de la bruma en la que me encuentro.

Sé que debo apresurarme, sé que debo levantarme ya, pero el cuerpo me pesa como si estuviera hecho de plomo, ni siquiera logro sentir a mi lobo, que ronca como un puto tractor.

"Bien hecho, te agotaste tanto que ahora parece que vas a morir." Lo regaño, pero no me hace caso, simplemente cambiando de posición para seguir durmiendo.

¿Me estás escuchando?

Sí, sí, ya oí, dile al chofer que pase por mí en treinta minutos y que me consiga un buen mate por favor, no tendré tiempo de prepararme nada. —Scaloni bufa al otro lado de la línea, pero no dice nada más.

Según mi cerebro, que analiza la hora a través de uno de mis ojos medio abierto, son las seis y treinta de la mañana, lo que quiere decir que llevaba solo media hora durmiendo.

Me levanto de la cama con tanta pereza que siento que podría volver a tumbarme en la alfombra y quedarme dormido de inmediato, pero me obligo a arrastrarme hasta el baño y, sin pararme a pensarlo demasiado, me meto debajo del chorro de agua fría, lo que me activa de inmediato, haciéndome soltar una maldición entre dientes, pero me obligo a permanecer debajo del chorro helado.

Los restos del semen que me dejé encima me pican ahora que soy consciente de eso, pero lo resuelvo rápidamente con agua y jabón. El timbre del apartamento suena dos veces, se detiene y vuelve a sonar, por lo que sé que es Scaloni y no tardo en escuchar la puerta ser abierta y sus pasos acercarse hasta mi habitación.

—Por la luna LIonel —masculla al entrar —, ¿eres un maldito adolescente? ¡Apesta!

—Buenos días para ti también Scaloni —saludo desde mi posición, enjuagando mi cuerpo rápidamente y cerrando la llave en cuanto acabo.

—¿Por eso estás tan cansado? ¿Qué mierda estuviste haciendo toda la noche? Sabías que tenías una entrevista por la mañana y una sesión de fotos. —Salgo del baño con una toalla en la cintura, dejando todo un rastro de agua hasta mi cama por mi cabello mojado —. ¿Pasó algo con Guillermo? No tengo por qué meterme en tu vida, pero te veías tan bien con él, que no creí que pudieras hacerle esto, aunque no huele a omega... ¿fue con un beta?

Suspiro sonoramente ante el parloteo de mi entrenador, pero lo dejo terminar mientras me busco algo de ropa cómoda.

—Scaloni, respira por favor —le digo en tono bajo, viéndolo a los ojos mientras me pongo los boxers negros, el único requisito que debo cumplir para mis actividades —, sigo con Guillermo, lo que pasó anoche fue... él está enterado ¿Bien?

—Oh... y-yo, sí, bien —responde él, viendo hacia cualquier parte de la habitación menos mis ojos —. Te traje esto.

Me extiende una bolsa de papel desde donde sale el aroma exquisito de un croissant con jamón, mientras que en la otra mano sostiene una de las materas hechas de madera que suelo dejar en la camioneta.

—Date prisa, la entrevista no puede posponerse y por lo que veo, van a tener que maquillarte esos ojos de mapache que cargas.

—Odio esa mierda —me quejo, terminando de ponerme los zapatos deportivos que hacen juego con la bermuda y la camiseta de algodón.

—Debiste pensarlo antes de desvelarte.

Ruedo los ojos, pero no respondo nada, comenzando a caminar hacia la salida luego de tomar la bolsa de papel y el mate. Scaloni me sigue de cerca, no sin antes detenerse a abrir el enorme cancel de cristal que da al balcón, me giro para observarlo con una clara duda en la cara, él solo se encoge de hombros y dice:

❀ My Dear Sunflower ❀ 𝑀⃪𝑒⃪𝑠⃪𝑠⃪𝑐⃪ℎ⃪𝑜⃪𝑎⃪ ❀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora