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—De acuerdo... ¿Listo? —Asiento, comenzando a morderme las uñas como hacía años no lo hacía, puedo sentir mi corazón volverse loco, incluso juraría que Lio puede escucharlo desde donde está sentado.

—Suponiendo que tu plan de vida de la preparatoria contuviera la idea de una familia, entonces debo felicitarte, porque algún imbécil no se tomó el tiempo de hacer bien su trabajo y te diagnosticó mal. No eres estéril, Guillermo.

Su sonrisa es lo primero que mi cerebro asimila, seguido de la felicitación y las únicas palabras que me importan: no eres estéril. Pego un grito de euforia cuando logro comprenderlo, avalanzándome sobre el alfa de bata blanca, rodeando su cuello con mis brazos con demasiado entusiasmo, haciendo que deba dar un par de pasos hacia atrás mientras también rodea mi cintura con un firme y alegre agarre.

El aroma a pino y noche de invierno me llegan hasta la nariz de forma tranquilizadora, haciendo que, sin querer, aspire un poco más de su olor, agradeciendo mentalmente que me sostuviera, porque de lo contrario, mis rodillas habrían chocado con en suelo al no tener la fuerza de sostenerme.

—Wow... eso no lo esperaba, pero me alegra saber que estás feliz. —Escucho su voz cerca de mi oreja, haciendo que me ruborice por lo impulsivo que fuí, pero no me importa demasiado, la situación me permite ser impulsivo.

Mi lobo pega brincos emocionados dentro de mí, aullando y ladrando de forma alegre al procesar la noticia. Me volteo hacia Lionel, que tiene una mueca extraña en el rostro. Sorpresa, emoción y algo parecido a la molestia atraviesan sus ojos, pero no me detengo a pensar demasiado en ello, corro de nuevo hasta él, abrazándolo mucho más eufórico que con el doctor, hundiendo mi rostro en su cuello para aspirar ese delicioso aroma que tanto me gusta. Sus brazos me rodean con fuerza y palabras emotivas me llenan los oídos, haciéndome llorar.

—Bien, ahora, aclaremos algo. Tengo una teoría. —La voz serena del doctor me hace volver lentamente a la realidad, pero sin dejar de sentirme extremadamente alegre. —Creo que el diagnóstico sí fue erróneo, pero algo dentro de ti definitivamente se encontraba mal luego de la situación, de lo contrario, habrías tenido tu celo con regularidad. —El doctor se rasca la barbilla, pensativo. —Díme Guillermo ¿Acaso ya encontraste a tu pareja destinada? Porque eso explicaría el porqué de la repentina vuelta a la normalidad de tus hormonas. Pongamoslode esta manera, mientras tú estabas sin la esperanza de tener una familia, sumado al hecho de no querer engendrar una con nadie que no fuera tu pareja destinada (inconsciente o conscientemente), tu cuerpo no vio necesidad de producir esas hormonas, en cambio, ahora que tu lobo ha reconocido a su pareja destinada, sí que lo desea, volviendo a su estado "natural" en cuanto a la producción de hormonas reproductivas.

Me quedo en silencio un momento, pensando cómo contestar sin exponer a Lionel, ya que jamás hablamos de eso, sumado al hecho de que mis mejillas se calientan de golpe al imaginarme teniendo una familia con el alfa que se encuentra a solo centímetros de mí. Evito mirarlo a toda costa.

—Y-yo... sí, hace un tiempo conocí a alguien a quien mi lobo reconoció como mi pareja destinada.

—Ahí lo tienes. Creo que eso podría ser la respuesta más fácil, sin embargo, deberás llevar un control al menos durante los siguientes dos celos, para ver que todo esté en orden. Mientras tanto, reitero mis felicitaciones. Me iré a firmar tu alta del hospital y luego vendré a despedirme. Ahora que el equipo regresa a México, debo irme con ellos. Si decide quedarse a vacacionar, espero que lo disfrute, si decide regresar, espero que también disfrute esta nueva noticia con esa persona y su familia. Con su permiso.

Doctor y enfermera salen de la habitación en silencio, en donde lo único que no me cuadra, es el no tan sutil aroma a molestia que hay en el ambiente, combinado con cerezas y chocolate demasiado dulces para mi gusto.

❀ My Dear Sunflower ❀ 𝑀⃪𝑒⃪𝑠⃪𝑠⃪𝑐⃪ℎ⃪𝑜⃪𝑎⃪ ❀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora