❀ My Dear Sunflower ❀ 𝑀⃪𝑒⃪𝑠⃪𝑠⃪𝑐⃪ℎ⃪𝑜⃪𝑎⃪ ❀

9

—¡MEMO! —El grito de Hirving me saca de mis pensamientos, pero es demasiado tarde, el cañonazo que acaba de patear Hector me da de lleno en el abdómen, justo sobre el estómago, mandándome al suelo, en donde intento recuperar el aire.

—¿Estás bien? —Hirving se apoya en mi hombro en cuanto llega a mi lado, agachándose para poder verme a los ojos.

Toso un poco antes de hablar con el poco aliento que recuperé. —Claro, sí, no te preocupes.

—Maldita sea Guillermo, estás muy distraído otra vez. Dime si puedes hacer esto o mejor meto a Talavera. —La voz de Martino me llega hasta los oídos, pero contrario al enojo que espero sentir, puedo percibir mis ojos picar al querer llorar y un pinchazo de doloroso rechazo atravesarme el pecho.

La mirada de todos mis compañeros está sobre mí, poniéndome muy nervioso.

—L-lo siento señor. Estoy bien. —No es lo que diría en condiciones normales, pero me siento vulnerable y herido, por lo que ni siquiera quiero pelear.

—Más te vale, o no dudaré en sacarte. El partido es solo en unas horas, debes estar al cien desde ya si no quieres que te corra de aquí. —El entrenador se aprovecha de mi actitud sumisa, lo sé, pero me siento tan triste que no puedo replicar.

Me levanto lentamente, con Hirving ayudándome a ponerme en pie. Veo que Raúl se mantiene a una distancia prudente de mí, pero no deja de asesinar con la mirada al entrenador, provocándome un sentimiento de agradecimiento por sobre la molestia que me causó hace unas horas.

Sigo entrenando, intentando poner toda mi atención en estirar mis músculos, ganar flexibilidad y desestresarme un poco. Cuando por fin termina todo, estoy adolorido, golpeado y distraído, una combinación poco favorecedora.

Me meto a bañar y por accidente enjabono mi cabello con la barra corporal, usando el shampoo en mi esponja de baño. Respiro profundamente mientras dejo que todo el jabón resbale de mi cabello y de la esponja. Es increíble que ni siquiera sea capaz de hacer esto.

Otro espasmo de dolor me hace acuclillarme bajo el chorro de agua. Miro mi reloj y compruebo que debo tomar el medicamento. Respiro entre dientes, levantándome del suelo para terminar de bañarme. Al menos el dolor hace que tenga la mente un poco más clara.

Para cuando salgo de la ducha y comienzo a vestirme, el dolor de cuerpo y piernas están casi matándome, por lo que me tomo dos pastillas de golpe, importándome poco tener que jugar con el cuerpo entumecido por la medicina y sintiendo cómo surten efecto en pocos minutos. Mi estómago ruge sonoramente, haciendo que me avergüence.

—Wow... eso casi me come. ¿Me dejarías invitarte la comida y... pedirte disculpas? —La voz de Raúl detrás mío hace que voltee rápidamente, sintiendo la molestia aún alojada en mi garganta, provocándome fruncir el ceño.

"Creo que exageras un poco, él solo te hizo una pregunta." Me dice mi lobo cuando una respuesta negativa se forma en automático en mi cabeza.

"¡Hasta que haces acto de presencia! ¿Puedes explicarme por qué mierda te has comportado tan raro?" Le reclamo.

"Tampoco lo sé, me siento diferente. Quiero que vayamos al doctor de nuevo." Ruedo los ojos mentalmente, pero acepto. También quiero saber qué nos pasa.

No me siento con ánimo de salir a comer, pero en mi interior sé que nunca fue su intención hacerme sentir mal, así que acepto.

—Solo si prometes que comeremos mucha carne y ensaladas. —Me sonríe y asiente, sacando su celular, en donde supongo está buscando algún lugar con lo que dije.