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—Pancho... Pancho... maldición Pancho ¡Despierta! —Me levanto de un brinco al sentir a Javier sacudirme el hombro con algo de fuerza.

—¿Qué mierda te pasa? Sabes que me emputa que me despierten. —Casi estoy gritando, pero la molestia creciendo en mi interior por haber sido despertado es real.

—Descansarás cuando te mueras. Levántate, queremos desayunar algo rico. —Javier me avienta ropa en la cara mientras se pasea por mi habitación, husmeando en mis cosas. —Está todo muy ordenado... ¿Pasa algo contigo?

—¿De qué hablas? Soy ordenado siempre.

—Y a mí me encanta que me griten. Te conozco como a mí mismo, así que desembucha ahora mismo o voy a torturarte.

—Pf, claro. —Javier me mira con una ceja alzada, comenzando a acercarse lentamente hasta mí. Para cuando lo tengo sobre mi cuerpo, ya no puedo mover mis manos ni huir, pues una de su manos apresa las mías contra el colchón y la otra me hace cosquillas por todo el torso.

Mis carcajadas no se hacen esperar, pero la desesperación crece en mi interior. Es una jugada sucia, ya que él mejor que nadie sabe que detesto que me hagan cosquillas.

—¿Vas a decirme qué pasa? —Aprovecho el momento para tomar aire.

—No es nada, en serio. Debo resolverlo solo de cualquier forma.

—Ese es un gran defecto tuyo, sentir que debes hacerlo solo cuando habemos muchas personas más que dispuestas a escucharte y ayudarte.

—Lo aprecio Javier, pero... no es algo que quiera hablar aún.

—Eso es diferente... y lo respeto, así que está bien, pero recuerda que estamos aquí para ti. —Asiento e intento sonreírle mientras él se levanta y me deja vestirme. —Solo diré una cosa más... tu alfa es una buena persona y te quiere ¿Bien? No lo preocupes como anoche.

—¿Cómo lo...?

—Raúl me enseñó el mensaje que envió. No sé qué pasa por tu cabeza, pero lo imagino, y creeme, no vale la pena aislarse, es mejor si lo hablas y dejas que quienes te amamos te respaldemos. Ahora date prisa, tengo hambre.

Javier abandona mi habitación en silencio, dejándome con sus palabras flotando en el ambiente. Me siento un estúpido por desear hacer esto solo, pero agradezco que me haya hablado con sinceridad. Tomo mi teléfono para llamar a Lio, el timbre no suena ni dos veces cuando la línea se abre para dejarme escuchar su voz, haciéndome sonreír enormemente y que las lágrimas amenacen con salir por haberlo ignorado casi un día entero.

—"Mi ricitos de chocolate ¿Estás bien? estaba tan preocupado... De no ser por Raúl, ya estaría en tu hotel..."

—Lio... para. Lo siento, estoy bien, lamento haberte... ignorado.

—"Si estás bien no me importa nada más. Perdóname, si es por lo que pasó con Julián, yo ya le..."

—No es eso, pero no quiero hablarlo por teléfono ¿Podemos vernos en algún lado? No te quitaré mucho tiempo, en la noche, no tiene que ser ahora, sé que estás ocupado.

—"Jamás estaré ocupado si se trata de ti... bueno sí, pero eres más importante que hacer ejercicio ¿Nos vemos en el parque frente al centro de entrenamiento?"

—Bien. Ahora iré a desayunar con Javier y Raúl. Hablamos luego. Cuídate, Lio... Te amo. —Escucho un pequeño suspiro al otro lado de la línea, lo que me hace sonreír.

—"También te amo. Come algo por mí, desperté tarde y no pude comer nada. Lisandro me invitó de su licuado, pero sabe horrible. "

—Eso es mejor que desmayarse, así que no seas remilgoso y mejor agradece que te invitó.

❀ My Dear Sunflower ❀ 𝑀⃪𝑒⃪𝑠⃪𝑠⃪𝑐⃪ℎ⃪𝑜⃪𝑎⃪ ❀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora