A la mañana siguiente me despierta el delicioso aroma de lo que creo, son chilaquiles verdes y café de grano recién hecho. Miro el reloj, son casi las siete de la mañana. Me visto rápidamente para bajar las escaleras, encontrándome a Javier en la cocina. Está desnudo de la cintura para arriba, con unos shorts cubriendo sus bien trabajados muslos.
Algo en mi interior se revuelve nervioso cuando lo imagino de esa forma, en una casa que sea solo de los dos, quizá un cachorro... Agito mi cabeza para aclararme las ideas, carraspeando para no asustarlo.
—Buenos días. —Me acerco lentamente, confirmando que, lo que se cocina en la estufa, es la salsa verde. Mi estómago gruñe y se me hace agua la boca.
—Buenos días ¿Dormiste bien? —Asiento cuando me mira de reojo, para después pasear mi mirada por su torso desnudo.
Su cuerpo ha cambiado mucho en los últimos años, luce musculoso y mucho más imponente. Su abdomen se remarca ligeramente, igual que la "V" sobre su cadera. La garganta se me seca de golpe, haciéndome desviar la mirada de su cuerpo. Miro en todas direcciones, buscando algo en lo qué distraerme, encontrando unos cuantos trastes sucios en el fregadero que me dispongo a lavar con suma concentración.
—Prueba esto y dime si le falta algo. —Javier me habla mientras le sopla a una cuchara de metal, tendiéndola frente a mí. Obedezco a la orden, saboreando la salsa.
—Está buena, pero... siento que algo le falta.
—¿Sal?
—Solo una pizca, pero no es eso... ¿Ya le pusiste epazote? —Javier arruga la nariz con desagrado, sacándome una carcajada. —¿Qué?
—No me gusta el epazote.
—Lo sé, pero los chilaquiles lo ameritan, solo para darle sabor. Pon unas cuantas ramitas con sus hojas ahí, solo debe hervir y ya, no necesitas molerlo con todo. —Javier hace una mueca, pero obedece, sacando de la alacena un frasco alto con dicha planta en su interior.
"Vaya, la señora Balcázar tiene de todo y muy bien organizado además." Termino de enjuagar los trastes, mucho más tranquilo.
—Me sorprende que aún recuerdes en dónde guarda todo tu madre. —El silencio no es incómodo, pero deseo hablar con él, escuchar su voz y su risa.
—Mi madre es muy predecible, siempre ha sido ordenada y es difícil olvidar los miles de regaños por no acomodar las cosas en su lugar. —Me río suavemente, recordando todas las veces en las que Javier era regañado por su madre cuando dejaba algo fuera de su lugar. —Apuesto lo que quieras a que cuando baje, algo va a estar dos centímetros lejos de donde era y me va a reclamar.
Nigo lentamente mientras contengo una carcajada. —Hecho. Apostemos un paquete de cervezas a que lo deja pasar solo porque hiciste el desayuno. —Extiendo mi mado, la cual Javier toma con decisión mientras rueda los ojos.
—Como si no la conocieras. —Me sonríe y yo me quedo embobado, con el corazón acelerado y mi lobo agitando la cola, feliz por estar pasando un buen rato junto a Javier.
—¡Pero qué milagro! ¿Te caíste de la cama, hijo? —La voz de la mujer de quien hablábamos me sobresalta. —Buenos días Raúl.
—Buenos días, señora.
—No mamá, no me caí de la cama. En los ángeles solía levantarme a las seis de la mañana para ir al gimnasio, así que se me quedó el horario.
—Vaya... tú que odias madrugar y cocinar, ahora haces ambos.
—He crecido.
—Lo dudo mucho. —El tono reprobatorio de la mujer nos hace voltear en su dirección, desde donde mira a Javier con los labios fruncidos.
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❀ My Dear Sunflower ❀ 𝑀⃪𝑒⃪𝑠⃪𝑠⃪𝑐⃪ℎ⃪𝑜⃪𝑎⃪ ❀
Fiksi PenggemarLionel Messi, el alfa más cotizado y mejor pagado de todos. Delantero de la selección de argentina en el mundial Qatar 2022. Guillermo Ochoa, el mejor portero de México, Omega destinado del gran alfa. Estar separados nunca fue una opción para Mess...