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Por un momento he olvidado cómo se respira, el aire se atora en mi garganta como si de pronto se hubiese vuelto sólido, pero ni siquiera eso me hace apartar la mirada de ese par de ojos color chocolate. Ni siquiera la distancia me impide ver el movimiento de sus labios pronunciando mi nombre.

"Él... él nos reconoció." Tartamudea mi lobo, moviendo la cola de forma nerviosa.

Levanto una mano a modo de saludo tímido, pero antes de que él pueda corresponder a mi gesto, sus compañeros lo jalan para seguir celebrando. Una pequeña risa escapa de mi boca al verlo fruncir el ceño con molestia y un sentimiento cálido se instala en mi corazón al darme cuenta de lo aliviado que me ha hecho sentir poder volver a ver esa sonrisa tan única y hermosa siendo dirigida hacia mí.

Javier y Raúl me miran con asombro, estoy seguro de que tampoco se explican cómo es que él ha podido reconocerme entre la multitud. Un par de manos sobre mis hombros me hacen volverme a mirar detrás de mí.

—Vaya que es impresionante su nivel de conexión, te ha encontrado sin siquiera intentarlo. —Daniela me sonríe ampliamente.

Asiento ante sus palabras, pero no puedo estar muy seguro de lo que dijo, ya que la impresión de haberla tenido hablándome desde tan cerca me ha dejado helado; había olvidado que ella estaba ahí.

El partido continúa tan caótico y emocionante como antes hasta que el silbatazo que anuncia el medio tiempo nos hace a todos brincar de emoción y expectativa. Incluso mis amigos lo animan y gritan su nombre como si de su mejor amigo se tratara, dirigiéndome un par de miradas emocionadas de vez en cuando.

Los jugadores caminan lentamente hacia sus respectivos lugares, Lionel no deja de voltear en mi dirección, pero la distancia se hace mayor a cada paso, por lo que dudo mucho que logre verme.

Mis emociones encontradas me tienen hecho un desastre; las náuseas, la emoción, la felicidad y los nervios me hacen sentir demasiado ansioso, y creo que no solo yo lo noto.

—¿Estás bien? Luces como si fueras a desmayarte —me pregunta Javier dejando de sonreír en cuanto me observa con cuidado.

—Estás pálido... creo que deberías sentarte. —Secunda Raúl y yo opto por hacerles caso.

A mi alrededor comienzan a escucharse las voces de la gente que comenta un poco de lo que acabamos de vivir, el nombre de mi alfa es muy mencionado junto al de Julián, por lo que me doy cuenta de que nadie ha olvidado todos esos rumores y especulaciones. Mis amigos se ven afligidos y algo molestos, pero intentan que no lo note.

"¿Ahora qué hago? No debí venir..." Los pensamientos y sentimientos desagradables comienzan a abordarme.

"¿Acaso no notaste cómo nos veía? ¿Por qué sigues escuchando lo que todos dicen y no haces caso a lo que ves?"

"Pero..."

"¿Otra vez el pero? No puedo creerlo."

"¿Y si nos vamos?"

"¿Después de que ya te vio? Creo que te gusta romperle el corazón, ¿Verdad?" Un bufido molesto sale de mi boca ante lo que mi lobo me dice.

"Claro que no."

"Pues no es lo que parece. ¿Por qué te irías sin siquiera decirle lo que realmente sientes?"

"¿Lo merezco? Quiero decir... ya le he hecho suficiente daño, creo que lo mínimo que puedo hacer es al menos sostener lo que dije que haría."

"Tal vez..." Una punzada dolorosa me atraviesa el pecho cuando mi lobo me da la razón. Si bien no es lo que quería escuchar, debo aceptarlo. "Pero no es lo que quieres, ya estás aquí y peor sería no intentarlo."

❀ My Dear Sunflower ❀ 𝑀⃪𝑒⃪𝑠⃪𝑠⃪𝑐⃪ℎ⃪𝑜⃪𝑎⃪ ❀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora