Estabas en esa fiesta de navidad, aburridísima, por cierto. La Champagne barata con sabor a mierda, el pastel que apenas y alcanzaste para tomar una rebanada de ella. Era dulce, sí, pero seguía sin poder sacarte el sabor de la pasta que se había pegoteado en tu dentadura por la mala calidad.
La estabas pasando como el orto, en pocas palabras. Y ahora, lo único que querías era sacarte a todos estos hombres de encima para poder ir a casa a dormir, o por lo menos para cocinarte algo decente que te sacara el amargo sabor de la fiesta.
Ya habían varios idiotas que creían que con solo tener más dinero que el promedio podrían salir contigo. ¿Quién mierda se creían que eran? o peor todavía, ¿qué clase de persona creían que eras tú?
—No, gracias—Dijiste cortante, llevándote la copa de champagne a la boca para beber un sorbo y actuar como si estuvieses muy ocupada como para hablarle al tipo que aún seguía insistiéndote para salir a algún motel de la ciudad.
—Vamos, linda, sé que...—El hombre no pudo terminar de hablarte, ya que un fuerte sonido se había escuchado en la entrada del gran salón. Todos voltearon a ver hacia allá, incluso tú; uno de los guardias había recibido un disparo en el pecho, cayendo de rodillas al suelo para después desplomarse completamente.
Todo el salón quedó en un silencio aterrador, shockeado por la escena que acaba de comenzar.
Un hombre de cabello negro y traje oscuro. Podría decirse que era considerablemente alto, mucho más que tú. Era guapo, demasiado. Hermoso. Quedaste mirándolo desde que había puesto un pie dentro de la sala después de haber pateado la gran puerta que separaba el pasillo del salón en el que se encontraban, embobada por esos lindos ojos azules.
Tan embobada estabas, que no habías notado el arma que traía entre sus manos hasta que todos comenzaron a gritar como locos, desesperados por buscar alguna salida para salvarse. Corrieron hacia él, o más específicamente hacia la única salida del salón, y él pasaba caminando entre la gente como si no hubiese asesinado a los dos guardias que estaban custodiando la entrada.
Mierda, era jodidamente lindo, tanto que te costaba admitirlo hasta en tu propia mente.
—¡Cuidado!—Gritó uno de los hombres que anteriormente te había estado mirando desvergonzadamente los pechos casi descubiertos por tu vestido azul noche, con escote en forma de corazón. Te abrazó y se lanzó al suelo junto contigo al ver que el tipo que acababa de entrar apuntaba su arma hacia algún punto del salón.
Los disparos no tardaron en escucharse, junto con los gritos de un chico rubio... ¿vestido de Santa? ¿persiguiendo una niña? ¿qué carajos..?
Un mareo te impidió mantener tu vista quieta, por lo que bajaste la cabeza y te llevaste una mano a la frente, tratando de atajar tu cabeza con fuerza para que el dolor se vaya por unos momentos.
Sentiste unas manos en tus pechos, apretándolos sin delicadeza, a lo que soltaste un quejido. Volteaste a ver a quién te agarraba de manera bruta; el mismo hombre que anteriormente te había "salvado" estaba frotándote una erección en tu pierna. ¿Qué mierda? ¿acaso no veía que estaba en medio de un puto tiroteo?
—¿Q-qué?—Balbuceaste en un jadeo, pues no podías pensar con claridad, mucho menos hablar. Ahora que lo veías bien, ¿ese tipo no era el que te había ofrecido la misma copa de Champagne que antes estabas bebiendo? sí, definitivamente era él. Quizá por eso sabía a mierda rara.—loco de mierda—dijiste tratando de zafarte de su agarre.
Unos disparos más se habían oído, causando que el hombre te suelte por un momento del susto. Aprovechaste esa oportunidad para pegarle una patada en las pelotas con tu taco fino, y te levantaste como pudiste del suelo para correr hasta la salida.
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Rei Suwa || Buddy Daddies
RomanceConocer a Rei Suwa es la cosa más complicada de hacer, pero, ¿quién va a impedir que tú lo hagas? Inicio: 13/01/23 Los personajes no me pertenecen. Se tocan temas delicados, incluyendo suicido, autolesiones, contenido sexual y temas explícitos que...