Capítulo 8

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Todos estaban en la mesa de la sala, desayunando cosas livianas y agua, mientras que Kazuki les daba los detalles de la misión que estaban por ir a cumplir, mirando la computadora que tenía sobre la mesa. 

—El que tendremos que matar es el líder de un cártel. Vive en una mansión, en una ensenada—Dijo, para después tomar un pedazo de tomate que estaba en su plato y llevárselo a la boca.—Tiene lazos con mafias extranjeras, y no para de pelear con otras bandas—Añadió con la boca llena. 

—Mastica primero, que no te entiendo nada—Le regañó Rei. Kazuki tragó la comida que tenía en la boca, y continuó leyendo los datos del hombre. 

—La seguridad de su mansión es muy estricta. Tiene muchos guardias, y sería imposible infiltrarnos con métodos normales. Y aunque queramos dispararle a la distancia, el muro de piedra que rodea el lugar hace imposible ver dentro de la mansión—Informó. 

—En pocas palabras, ese tipo es un cobarde bien protegido—Dijiste tú mientras comías con tranquilidad. 

—Un verdadero idiota también—Añadió Kazuki a tu comentario. Cerró la computadora de golpe, y continuó con su comida.—Entonces, ¿qué piensan que podemos hacer?—Preguntó. 

—Volamos la puerta y los matamos a todos—Respondió Rei. Volteaste a verlo con una sonrisa, pensando que quizá había hecho un chiste. 

—Oh, no bromeas—Murmuraste, al mismo tiempo en que volteabas de nuevo, borrando tu sonrisa. Qué aterrador. 

—No podemos hacer eso, Rei, tenemos a una novata que cuidar hasta que pueda hacer las cosas por sí misma—Le susurró Kazuki a Rei después de haberle pateado una pierna por debajo de la mesa. 

Viste a Miri acercándose hasta a Kazuki, con un tenedor en mano, ignorando completamente la mini pelea que Rei y el rubio se estaban armando. 

—Oye, papá—Le llamó, y Kazuki volteó a verla. Miri levantó el tenedor con la comida clavada en ella hacia él.—Esto sabe distinto, no son como los que hacía mi mamá—Dijo. 

A Kazuki le brillaron los ojos, y aprovechó la oportunidad para comenzar a alardear de lo bueno que era él para cocinar todo tipo de cosas, y bla bla. Lo de siempre. 

—¿Lo notaste, Miri? Usé ingredientes de alta calidad para traerte el mejor desayuno a la mesa—Decía alegremente. Rei volteó su cabeza hacia otro lado, mientras que tú te cubrías la boca para no reír.—Como siempre terminé dándote la mejor comid...

—A mi mamá le quedan más ricas—Añadió sincera, cerrándole la boca a Kazuki de repente. No pudiste evitar reír por lo bajo, mientras que Rei soltaba una risa nasal desde su lugar. 

Kazuki y Miri comenzaron a correr por todo el lugar, supuestamente jugando a las escondidas, pero más parecía un juego de atrapar y ganar, ya que Kazuki siempre alcanzaba a Miri antes de que pueda esconderse por mucho tiempo. 

—Son muy energéticos desde temprano—Murmuraste tú mientras apoyabas tu rostro en tu mano, siguiendo al padre y a la niña con la mirada, tendiendo una tierna sonrisa en tu cara. Rei continuó su desayuno, ignorando al par que corría como loco por toda la casa.

—Eres bueno para las escondidas—Le dijo el pelinegro a Kazuki. 

—¡Estas no son escondidas!—Exclamó desesperado al no poder atrapar a la pequeña Miri.—¡Solo me hace caer en sus trucos para que le siga por..!—Se detuvo antes de terminar su oración para ponerse a pensar en algo.—Oh, eso podría funcionar—Murmuró hablando solo. 

—¿Se golpeó la cabeza?—Le preguntaste a Rei por el extraño comportamiento de Kazuki. 

—De chiquito sí—Respondió. 

Rei Suwa || Buddy DaddiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora