Capítulo 22

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Kazuki estaba dentro de una camioneta, acomodando a Miri dormida en un asiento para niños tan delicadamente que te pareció adorable. Seguramente estuvo todo el día preocupado por la niña.

Sonreíste.

—¿En serio acabaron todo en un día?—Le preguntaste al entrar en la parte trasera del vehículo, dejando las puertas apoyadas para esperar al pelinegro que se había quedado hablando de quien sabe qué cosa en el bar con Kyu.—Dime el secreto, porque dudo mucho que dos imbéciles que por poco no se desmayan en el suelo del sueño hayan terminado decenas de investigaciones en una tarde y una noche.

—Sé que tengo cara de idiota vago, pero soy bueno en lo que hago, obviamente—Respondió arrogante, poniendo una gran sonrisa mientras se acomodaba el cinturón de seguridad y buscaba en su bolsillo sus llaves.—Tengo una pregunta... ¿qué hiciste hoy con Kyu y Miri?—Preguntó entrecerrando los ojos y sin dejar de ver hacia delante.

—Beber, y hablar de tu trabajo—Murmuraste lo último entre risitas, y él volteó a verte con una ceja levantada.—Recuerda, ahora eres un comediante aburrido para Miri—Le avisaste burlona.

—No, estás molestándome, ¿¡eso fue lo que le dijeron a la niña!?—Preguntó molesto, con un sonrojo en sus mejillas que lo hacían ver mucho más obvio. Estaba avergonzado.—¿¡Porqué no le dijiste que era un millonario que es amigo de otros millonarios!?

—Ay, por favor, ni Miri se creería eso—Le negaste, bajando tu mirada ni bien viste a la pequeña despertándose de su lindo sueño.—Ya la despertaste con tus gritos de loca—Te burlaste, apuntando a la niña con tu dedo para hacerle saber a Kazuki. Él rápidamente puso su total atención a Miri, soltándose el cinturón para darse la vuelta y hablarle dulcemente.

Unos ruidos provenientes de la puerta hicieron que te voltees para ver de qué se trataba; Rei estaba subiéndose a la camioneta. Le sonreíste, moviendo tus dedos en el aire para saludarle al ladear tu cabeza a un lado.

—Ya siéntense antes de que me desmaye del sueño aquí mismo—Renegó Kazuki con molestia, estirándose antes de volver a acomodarse en su asiento mientras se abrochaba el cinturón de seguridad y giraba la llave del vehículo al mismo tiempo.

Rei se sentó a tu lado rápidamente, sabiendo que al rubio le importaría una mierda si se había sentado correctamente para no caer o no, ya que en más de una ocasión había hecho que se caiga de cara al piso por arrancar la camioneta sin siquiera preguntar si estaba listo. Y Kazuki ni se arrepiente de todas las veces que causó eso.

El camino hasta casa fue casi silencio. Digo "casi", porque de no ser por la repentina hiperactividad de Miri (que siempre tiene cada que se despierta de una pequeña siesta). Gritaba y reía fuerte, burlándose de la cara de muerto que Rei tenía en la cara, y de cómo Kazuki conducía como si fuese un anciano con una joroba del tamaño de una bolsa de papas. Tú apenas te salvaste de sus bromas, ya que habían vuelto a casa.

—Al fin, vamos a dormir—Suspiró Kazuki al estirarse la espalda mientras se adentraba al departamento. Casi se cae cuando Miri entró corriendo a la sala, chocándole las piernas accidentalmente al intentar llegar primero al sofá.

—Buenas noches, Kazu—Le saludaste al rubio mientras bostezabas, siguiendo a Rei desde sus espaldas con dirección al mismo cuarto de siempre. Las ganas que tenías de apoyar tu cabeza en tu almohada eran inmensas, y al parecer, tus compañeros también compartían esas ganas.

—¡No!—Exclamó Miri, deteniéndose justo enfrente tuyo para tomarte de la manga de tu chaqueta. Rei también se detuvo, mirándola a la niña con el ceño arrugado. Grave error.—¡Vamos a dormir todos juntos!—Dijo entre gritos, haciendo un puchero mientras tomaba al pelinegro por el pantalón.

Rei Suwa || Buddy DaddiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora