En el lugar se formó un silencio tenso, tanto que hasta ya te daba vergüenza seguir respirando muy fuerte, o siquiera tragar saliva, ya que podía escucharse a la perfección, y eso lo hacía todavía más incómodo.
Miraste de reojo a Rei, relajando tus hombros al notar que él tenía sus ojos cerrados, simplemente disfrutando del viento meciendo sus cabellos, y de los rayos del sol que lograban mantenerlos tibios ante la presencia del clima frío.
Querías dejar de mirarlo, obviamente, pero te era imposible dejar de observar cómo su pecho se inflaba levemente, y posteriormente desinflarse con una tranquilidad que te daba sueño. Ni hablar de lo lindo que se veía su perfil desde tu posición.
Simplemente, todo de él te relajaba.
Te daban ganas de darle una cachetada y gritarle a los cuatro vientos cuanto lo amabas, y lo mucho que harías con tal de que él fuese feliz, con o sin ti.
—¡Papi, mami!—Se escuchó a lo lejos la voz de Miri, gritándoles desde el asiento del columpio.
Ambos giraron sus cabezas rápidamente, mirando a la niña que intentaba llamar su atención.
«Me llamó mami» pensaste con ternura, sintiendo un lindo calorcito en tu pecho que te hacía sacar una sonrisa. «No quiero que se vaya»
—¡Empújame!—Les pidió la niña a gritos, moviendo sus piernitas en el aire al no poder mover a su voluntad el columpio en el que estaba sentada.
Sin dudar ni una vez, te paraste del asiento, caminando a pasos cortos y tranquilos hasta la castaña que los esperaba a jugar. Al notar que el pelinegro no te seguía, volteaste a verlo.
—Vamos—Le susurraste con una pequeña sonrisa, viéndolo con ternura al notar que se sentía avergonzado porque lo llamaron "papi".
Te acercaste a él lentamente y le tendiste la mano, haciéndole señas para que se apure y la tome antes de que Miri se arrepienta y no quiera que la empujen, sin embargo, Rei apartó la vista hacia otro lado, guardando sus manos en sus bolsillos nuevamente.
—No tenemos todo el día. Vamos—Le repetiste, volviendo a mover tus manos para que la tome. Él volvió a negártelo.—Rei...—Lo llamaste con una voz dulce, tratando de llamar su atención.
Cuando notaste un pequeño rubor en su cara, sonreíste de lado, tomándolo del brazo con fuerza para arrastrarlo lejos del banco.
Sorprendentemente, lograste levantarlo, sosteniéndolo de la muñeca mientras caminabas con dirección a los columpios.Tu corazón comenzó a palpitar rápidamente cuando una idea se te vino a la mente, sintiendo como tu respiración se notaba más pesada, forzada.
Te relamiste los labios, y luego de cambiar un poco el ritmo de la caminata a uno más tranquilo, comenzaste a bajar tu mano lentamente de su muñeca, con intenciones de tomar su mano.Rei se percató de aquello, encontrándose nuevamente con unos sentimientos que nunca antes había experimentado.
Bajó su mirada hasta tu mano vacilante, dudando en si seguirte la corriente o no. Bueno, no iba a hacerlo, él iba a dejar que tú tomes el control de las cosas, pero luego se dio cuenta de que te habías arrepentido a medio camino, volviendo a subir tu mano a donde anteriormente estabas.
Te estremeciste al sentir algo frío y suave en tu mano, entrelazando sus dedos con los tuyos lentamente, como si estuviese esperando a que lo aceptes para poder continuar.
Volteaste a verlo tímidamente, sintiendo como tu corazón volvía a palpitar dentro de tu pecho, queriendo salirse de allí al ver la linda cara del chico que te gustaba, que mantenía su mirada pegada a sus manos entrelazadas con un rubor en sus mejillas y los labios presionados, avergonzado por hacer algo tan simple como tomarse de las manos.
ESTÁS LEYENDO
Rei Suwa || Buddy Daddies
RomanceConocer a Rei Suwa es la cosa más complicada de hacer, pero, ¿quién va a impedir que tú lo hagas? Inicio: 13/01/23 Los personajes no me pertenecen. Se tocan temas delicados, incluyendo suicido, autolesiones, contenido sexual y temas explícitos que...