Capítulo 4

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No sé cuanto tiempo te tomó darte cuenta de que, ese lindo pelinegro que habías visto aquella noche, el mismo que te había salvado de las manos de ese asqueroso ser que intentaba aprovecharse de ti, era el que también te había apuntado con su arma el día de ayer. 

El antisocial que juega videojuegos hasta que sus ojos no puedan seguir abiertos, y el chico elegante y guapo en traje que apenas te decía unas cuantas palabras, eran la misma persona. 

Estabas avergonzada, sí, por eso no podías mantenerle la mirada. Lo juzgaste demasiado por la apariencia, tal como la gente hacía contigo. 

Tus manos estaban escondidas entre tus muslos y mantenías la cabeza gacha, mientras que los dos padres de la niña estaban del otro lado de la mesa, mirándote al mismo tiempo en que pensaban las reglas que debían ponerte para que te quedes con ellos. 

—No sé qué hacer, no hay mucho que decir—Murmuró Kazuki algo frustrado, pues ya habían pasado unos minutos desde que había sacado una hoja de papel para anotar las "reglas" a seguir, y aún estaba sin poder escribir nada.—Hasta ahora solo te tengo una condición—Dijo luego de haber estado unos segundos sobándose la frente.

—¿Cuál?

—No te quedaras aquí gratis—Respondió con una sonrisa algo incómoda.—No me refiero a que tienes que pagar con dinero, no es como si anduviésemos desesperados por ello—Aclaró al ver que te pusiste tensa. No tenías dinero, ni tampoco tu celular, ni una mierda, habías dejado todas tus pertenencias en el salón donde sucedió la fiesta de navidad, y la verdad, es que no querías buscarlas. 

Quedarte en esta casa era tu oportunidad de escapar. 

—¿Entonces con qué?—Preguntaste algo inquieta. Harías lo que fuera por alejarte de tu familia, lo que fuera

—Tendrás que trabajar con nosotros—Contestó al instante, con una voz seria que te causó un escalofrío. El ambiente cambió rápidamente a una oscura, tenebrosa. Tragaste saliva.—Dime, ____, ¿de qué piensas que trabajamos nosotros?—interrogó agarrando el vaso de agua que estaba a un lado de él para beber un sorbo de ella.

Pasaste tu mirada de Kazuki a Rei, quien estaba con el cuerpo recargado contra la isla de la cocina, fumando un cigarrillo mientras observaba con atención la situación de lejos. Devolviste tu mirada a tus manos. 

—¿De qué trabajan ustedes..? bueno...—Murmuraste, tratando de pensar en una respuesta.—Tienen armas en casi toda la casa, por lo que noté. Cuando lancé el cuchillo, Rei lo esquivó al instante, y él siempre está en alerta. También, ustedes fueron los que iniciaron el tiroteo en la fiesta de navidad, ¿verdad?—Analizaste, repasando los hechos para sacar alguna respuesta decente. Ambos se miraron entre sí, para después mirarte.—Supongo que trabajan de algo peligroso—Contestaste a su pregunta. Se escuchó cómo Kazuki soltaba una risa nasal. 

—Nosotros, ____, somos lo que se conoce como "Sicarios a sueldo". Matamos gente escondiendo nuestra identidad—Explicó con un tono serio.—¿Y qué crees? estás en nuestra casa, sabiendo nuestros nombres y cómo somos, viendo en dónde estamos—Dijo lo último apuntando el gran ventanal que estaba detrás tuyo, con toda la vista de la ciudad.

—Uh—Susurraste, apretando los labios. Tenía razón. 

—Así que tienes dos opciones, ____—Alzó su mano, levantando sus dos dedos.—Tu primera opción es unirte a nosotros como asesina, ayudándonos a matar gente—dijo apoyando sus manos en la mesa para levantarse. 

—¿Y la otra opción?—Preguntaste algo dudosa, ya que ser un sicario no era una gran idea. 

—Dijiste que no tenías a nadie más, ¿no? se ve que no puedes volver a tu casa, y parece que nadie te buscará, porque en estos días, nadie te marcó como desaparecida en los registros—Avisó. No sabrías decir si te causó alivio o decepción, o los dos.—por lo tanto, matarte sería mucho más fácil, y esa es tu segunda opción; morir—Abriste tus ojos como platos, al mismo tiempo en que tus manos comenzaron a temblar. 

Rei Suwa || Buddy DaddiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora