[Rei S.]
De nuevo, solo.
Me daba un poco de miedo tener que dejar que ____ se aleje de mis brazos nuevamente, y el hecho de que ella estaba herida entre gente desconocida solo agregaba más terror a la idea de que algo malo podría pasarle, pero debía confiar en la gente de mi padre, ¿no?
Sentía mi corazón latir dentro de mi pecho mientras estiraba mis dedos para alcanzar la perilla de la puerta, tirando de ella y abriéndola lentamente. Mi mirada pegada al suelo y mi respiración siendo un toque más pesada de lo normal, estar pendiente a ella hacía que los pelos se me pongan de punta y mi piel se estremezca.
—Rei.
Su voz profunda retumbó entre las paredes de mi mente. No pude evitar el parpadear lentamente mientras intentaba regular la respiración pesada que tenía al levantar mi mirada hacia la persona que estaba detrás de ese escritorio de madera pura, apenas siendo iluminado por los rayos del sol que se colaban por la ventana detrás de él y esa pequeña lámpara que daba una luz vaga al lugar, y haciendo que se vea un poco más... espeluznante de lo normal.
—No te quedes ahí. Ven—Ordenó él nuevamente, con una voz un poco más suave. Solo un poco.
Me tomé uno o dos segundos para pensar antes de empezar a caminar hacia delante, mis ojos pegados a mis pies, casi como si tuviese miedo de pisar mal o tropezarme con esa horrible y vieja alfombra verde con la que ya tenía historia. No quiero ni recordar las veces en las que caí al suelo, en frente de todos.
Mierda.
—Tenemos varios asuntos pendientes, ¿no crees?—Empezó mi padre luego de unos cuantos segundos mirándome fijamente con esos ojos azules penetrantes que me hacían sentir vulnerable, y no de una buena forma. No quería mirarlo a los ojos, mucho menos hablar, ya que el nudo que se estaba formando en la garganta seguramente haría que mi voz salga más débil y temblorosa de lo normal.
—Sí, señor—Respondí luego de haberme aclarado la garganta levemente, mis ojos pegados en sus manos, que estaban unidas sobre la superficie de ese ordenado escritorio.
—Mírame, Rei—Ordenó de la nada. Su voz firme y seria mientras esperaba casi impaciente a que lo mire fijo. Tragué saliva al levantar mis ojos, clavándolos en los suyos y poniendo una expresión fría, vacía, aparentando no sentir nada.—La próxima vez, no quiero escuchar la voz de Kazuki al teléfono, ¿entendido? Mucho menos que vengas días después de haberte llamado—Añadió con un semblante serio, entrecerrando los ojos. Era obvio que se estaba aguantando las ganas de hacer una mueca, sus arrugas lo delataban.
A él nunca le agradó Kazuki, y nunca supe ni pregunté por qué, pero tampoco tenía muchas ganas de escuchar sus palabras llenas de veneno y asco dirigidas hacia mi mejor amigo. Ya sabía que hasta la costaba decir su nombre sin hacer varias muecas desfiguradas, así que simplemente me limité a asentir con la cabeza.
—Sí, lo lamento, señor—Dije de vuelta con la misma voz seca, firme y sin emoción.
Mi padre se me quedó viendo por unos largos segundos, para después soltar un largo suspiro y empezar a hurgar entre los papeles que estaban encima del escritorio, negando con la cabeza y manteniendo una cara de desaprobación.
—Desobedeciste varias de mis órdenes, Rei, por no decir muchas—Empezó sin dejar de mirar sus papeles. Sabía que ni quería mirarme a la cara. Tragué saliva.—¿A ti te gusta ir en contra de la corriente, no es así? Si yo te digo habla, te quedas callado. Si yo digo quédate, te vas—Tomó una pausa para levantar su mirada y clavar sus ojos en mí, sus manos deteniéndose—, y sí yo te digo que no interfieras en una misión, es lo primero que haces.
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Rei Suwa || Buddy Daddies
RomanceConocer a Rei Suwa es la cosa más complicada de hacer, pero, ¿quién va a impedir que tú lo hagas? Inicio: 13/01/23 Los personajes no me pertenecen. Se tocan temas delicados, incluyendo suicido, autolesiones, contenido sexual y temas explícitos que...