Capítulo 23

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Kazuki se encontraba solo en la cocina, limpiando los platos y cubiertos que había utilizado ese día para el desayuno que había tenido contigo y Miri. 

Tarareaba una canción que tú le habías enseñado esa misma mañana durante la comida cuando vio la figura de su amigo bajando las escaleras mientras se tallaba los ojos con sus puños, y con solo ver su cara, ya pudo darse cuenta de que Rei se había despertado con el humor por el piso. 

—Buenos días, bella durmiente—Se burló el rubio al dejar el último plato limpio a un lado para dejarlo secar. 

El pelinegro lo ignoró completamente, pasando de él para caminar directo al sofá. Se sentó allí de mala gana, y se quedó quieto, mirando a la nada con cara de orto. 

—¿Qué pasa?—Le preguntó Kazuki mientras se quitaba sus guantes de látex amarillos para dejarlos reposando sobre la mesada de la cocina, sin embargo, Rei no respondió. Es más, gruñó por lo bajo, frunciendo el ceño sin mover ni un mísero milímetro su cabeza. 

El rubio miró a Rei con una ceja levantada al cruzar sus brazos. Hace bastante no lo veía despertar de esa forma, malhumorado y sin ganas de hablar de nada. Bueno, sabe que él nunca tiene ganas de hablar a menos que tenga algo para decir, pero ya entienden. 

Antes, el pelinegro siempre, pero siempre, se levantaba de mal humor. Era como si con el simple hecho de despertarse y darse cuenta de que sigue respirando ya le jodía toda la puta existencia. 

—¿Es porque ____ no estaba durmiendo contigo, o porque no te despertamos para desayunar?—Quiso saber Kazuki al hacerse una idea del porqué de su pésimo humor, dándose cuenta de que dio en el blanco cuando oyó a Rei chasquear la lengua mientras apartaba la mirada.—Tu noviecita salió con Miri a caminar, y dijo que de paso iba a buscar la paga del trabajo del otro día—Le avisó al acercarse hasta él.—Y no te desperté para desayunar porque Miri estaba muy desesperada porque le dé de comer, y lo olvidé—Fue lo que dijo mientras se sentaba en el sofá, tomando el control remoto para encender el televisor y quedarse viendo la pantalla. 

El lugar quedó en silencio, con los ruidos de la tele de fondo, y a Rei le dieron unas inmensas ganas de fumar. Miri no estaba, así que podía hacerlo ahí dentro. 

El pelinegro se levantó del sofá, acercándose hasta la mesita que estaba en frente para tomar la caja de cigarrillos que se había olvidado de guardar el día anterior. Sacó uno de allí, y se lo llevó a los labios, dejándolo descansar para mirar a Kazuki y pedirle con la mirada que le pase el encendedor. 

—Va a quedar todo el olor a esa mierda en tu ropa y pelo—Murmuró el rubio al rodar los ojos, para después suspirar y alcanzarle el objeto. 

Habían pasado unos minutos largos más, con Kazuki mirando la tele algo aburrido, y con Rei fumando porque no se le ocurría otra cosa para hacer. Ambos dieron un pequeño salto en sus lugares del susto al oír el timbre sonando. 

—No creo que sean las chicas—Dijo Kazuki mientras se giraba para ver el reloj colgado de la pared. Se relajó en su lugar, y colocó sus pies encima de la mesita, tomando el control de nuevo para cambiar de canal.—Abre tú—Le pidió a Rei, quien luego de renegar un poco, se levantó del sofá, y caminó hasta la puerta (no sin antes pegarle una patada a Kazuki, obvio) 

«Llega a ser la vecina preguntando por recetas de la rubia esa y le cierro la puerta en la cara» Pensó Rei molesto, poniendo su mano sobre el picaporte para girarlo y así poder abrir la puerta. 

—¡Viva!—Gritó Miri, entrando al departamento con los brazos al aire. Se chocó accidentalmente con las piernas del pelinegro al entrar, pero lo ignoró y siguió corriendo con dirección a la sala. Rei miraba a la niña con el ceño fruncido, dejando que sus hombros caigan con solo pensar en lo agotador que sería escuchar sus gritos. 

Rei Suwa || Buddy DaddiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora