Capítulo 27

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Kazuki y tú volvieron a casa luego de haber continuado su charla, algo desanimados.

Al abrir la puerta, te pareció un poco extraño que Miri no esté corriendo hacia ti con las manos en el aire para darte las cálidas bienvenidas de siempre. No dejaste que tu malhumor te supere, por lo que simplemente dejaste tu bolso en la mesa de la sala, y subiste a la habitación.

Por alguna extraña razón, sentiste la necesidad de obtener algún cariño por parte del chico que probablemente estaría durmiendo en su cuarto. Estabas cansada, y sabías que si abrazabas a Rei o si te quedabas cerca algunos segundos, te sentirías algo segura.

Al abrir la puerta de la habitación, Rei se giró a verte con su típica mirada neutral, frunciendo levemente su ceño al notar tu rostro triste y desanimado. Estaba parado frente al armario abierto, sacando unas cuantas prendas con una toalla alrededor de su cuello.

—No te había oído llegar—Comentó al notar que no estarías por decir nada cuando fuiste y te sentaste en el borde del colchón. Dobló una prenda entre sus manos, girándose para mirarte y así poder analizar un poco tus movimientos o expresiones para intentar adivinar lo que te pasaba.

—No traje nada para ti—Murmuraste apenada—, lo siento...—Te disculpaste.

Comenzabas a sentirte algo triste pese a que no habías estado sintiendo nada en todo el camino de vuelta a casa, como si con solo notar que Rei se te quedaba viendo ya podías tirar a la mierda esa faceta insensible para derrumbarte completamente frente a él. Rei nunca te juzgaba en nada y nunca comentaba nada, pero siempre te escuchaba atentamente, haciendo pequeñas acciones que te daba a entender que te apoyaba en silencio.

—No pasa nada—Contestó luego de haber cerrado las puertas del armario.

Te observó de reojo cuando apoyaste ambos codos en tus muslos, escondiendo tu cara entre tus manos al sentir que tus ojos comenzaban a picar un poco. Echaste tu cabello hacia atrás, mostrando lo estresada que estabas en ese momento. Rei se sentó a tu lado, con sus piernas levemente inclinadas hacia ti y se te quedó viendo, rogándote con la mirada que le expliques qué te sucedía.

Un nudo en tu garganta te impidió hablar, por lo que solamente te salió negar con la cabeza mientras dejabas que tu labio tiemble un poco bajo la presión que ponías con tus dientes al mordértelo para no llorar. Apoyaste tu cabeza sobre su hombro, y dejaste que un par de lágrimas caigan de tus ojos cansados.

Escuchaste como Rei tragaba saliva al tensar su cuerpo por tu tacto, y tímidamente ponía su mano encima de su muslo con la palma hacia arriba. Sonreíste de lado y no dudaste mucho antes de llevar tu mano hacia la suya, apoyándola allí. Rei se encargó de entrelazar sus dedos con los tuyos algo avergonzado, ya podías imaginarlo con un tierno sonrojo en sus mejillas por haber iniciado algo como eso por su cuenta. 

Era muy tierno y atento.

Te apartaste de su hombro sin dejar de mirarlo, acercándote a él para tomarlo del rostro. Rei se te quedó viendo con una mueca invisible al notar que tus lágrimas seguían cayendo silenciosamente por tus mejillas ruborizadas. Puso una de sus manos sobre la tuya, y bajó tu mirada de tus ojos a tus labios, pidiendo permiso para hacer lo obvio. Tú lo besaste primero, soltando un suspiro aliviado al cerrar por completo tus ojos.

Y lo abrazaste.

—Perdóname—Susurraste con la voz débil, apagada. Le llamaste la atención. Se separó de tu abrazo tomándote de los brazos para mirarte con una ceja levantada, pero ni bien abrió la boca para hablar, sus ojos fueron a parar a otro lado.

Lo escondiste rápidamente, pero él fue más rápido y no permitió que lo hicieras. Te tomó del brazo y lo estiró hacia su persona, apartando la tela de tu chaqueta con fuerza para poder ver tu piel.

Rei Suwa || Buddy DaddiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora