Capítulo 34

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El mundo alrededor de Kazuki se detuvo al verte entrar, y pese a que le dolió ver como estabas, se alivió; estabas viva, eso era lo importante... o bueno, eso hasta que una bala impacto en tu pecho. 

Su sonrisa se había borrado y todo cayó detrás de él. Su mejor amiga se había derrumbado frente a sus ojos, y no pudo hacer nada para evitarlo.
Se sintió tan impotente, tal como cuando su prometida había fallecido frente a él, y lo único que pudo hacer en ese momento, fue gritar su nombre. ¿Y ahora, qué? ¿qué fue lo que hizo para llegar a ti? 

Nada. 

—¡Kazuki!—La voz de Rei lo sacó de sus pensamientos, y cuando lo vio, ni siquiera escuchó lo que le gritaba a todo pulmón, solo mantenía su mirada pegada al cuerpo que él alzaba entre sus brazos mientras corría hasta su persona.—¡El auto, trae el puto auto!—Exigió desesperado, y fue ahí cuando Kazuki por fin reaccionó, dándose cuenta de la situación. 

Bajó una de sus manos a sus bolsillos traseros y comenzó a buscar en sus pantalones las llaves del auto en el que habían venido hasta allí. Alterado, rápidamente toqueteó todo su torso y piernas con tal de encontrarlas.

—¡Acá!—Exclamó al hallarlas, para después voltear sobre sus pies y correr hasta la salida más cercana con Rei siguiéndolo a sus espaldas. No tardó demasiado en llegar hasta la entrada, donde recibió un par de miradas extrañadas por parte de los asesinos aliados. Salió de la mansión y fue corriendo hasta el auto después de haber presionado un botón en sus llaves para desbloquear las puertas.

—¿¡Adónde vamos!?—Le preguntó Kazuki mientras le abría la puerta trasera a Rei para que pase contigo en brazos.

—A lo de Kyu—Respondió el pelinegro, dándole mucha más atención al cuerpo entre sus brazos. Con cuidado, te recostó delicadamente en los asientos y entró antes de cerrar la puerta a sus espaldas, acomodándose lo mejor que pudo para darte más espacio a ti en el estrecho lugar. Miró sus manos inconscientemente, tragando saliva al ver la cantidad de sangre que tenía entre ellas.

—¿Kyu?—Repitió Kazuki al sentarse en el copiloto. Chasqueó la lengua y prefirió encender el auto antes que cuestionarle a Rei sobre sus intenciones, ya que si tú estabas viva, debían comenzar a moverse rápido si no querían que sea todo lo contrario en cuestión de minutos.—¿Sabes lo que quieres hacer?—Le cuestionó el rubio luego de haber arrancado el auto a todo gas, mirando por el espejo retrovisor a la pareja que estaba detrás de él.

—Date la vuelta y hazme caso—Ordenó Rei entre dientes luego de haberse sentado en el borde del asiento, muy en el borde. Te tomó por la camisa y fue desabrochando rápidamente los botoncitos molestos, pero se detuvo al notar que su amigo seguía mirándolos.—¡Date la puta vuelta!—Exigió entre gritos. 

Pese a que la situación era seria, Kazuki sonrió y obedeció. 

Rei por su parte estaba muy alterado, y esos pequeños botones que tenías abrochados en tu camisa estaban estorbando demasiado, mucho más por el hecho de que tenían poco tiempo. No aguantó más; chasqueó la lengua antes de tomar con ambas manos el cuello de tu camisa, estirándolos abruptamente para así romper y abrir tu ropa de una manera más rápida. 

—¡Atrevido!—Se burló Kazuki por lo bajo después de soltar un grito ahogado, y recibió una mirada amenazante por parte de su compañero.—¿La bala pasó por el otro lado o qué?—Quiso saber, algo nervioso. 

Rei se quedó en silencio al notar nuevas heridas en tu pecho; cortes, moretones y cicatrices que antes no estaban. Meció su cabeza levemente y volvió a concentrarse en el herida. 

—Pasó por el otro lado—Le respondió al rubio. Sabía que todavía no era momento, pero se sentía muy aliviado por aquel detalle. 

Rápidamente se quitó su saco, y luego de haber recibido una mirada extrañada por parte de Kazuki, se asomó desde los asientos traseros para abrir la cajuela del copiloto, sacando de allí una pequeña caja que Kyutaro les había dado en caso de que salgan heridos de la mansión. De la misma, sacó unas gasas con rapidez y dejó el estuche en el asiento descuidadamente, volteándose a tu dirección de nuevo para comenzar a hacer presión sobre la herida de bala y así evitar que pierdas más sangre de la que ya habías perdido. 

Rei Suwa || Buddy DaddiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora