Rei Suwa || Buddy Daddies

Capítulo 37

Rei te llevó en su moto sin darte demasiadas explicaciones luego de haberte besado apasionadamente, y si a ti no te explicó nada, menos le explicó algo a Kazuki o a Kyu, quienes los vieron salir del bar con una ceja levantada, pero de igual forma, no dijeron nada en contra. Ellos sabían bien lo mucho que necesitarían estar a solas un rato para poder recuperar el tiempo que perdieron estando separados. 

Llegaste al departamento de Kazuki y Rei... no. Llegaste a tu hogar luego de un par de minutos disfrutando del viento en tu cara mientras viajabas en las espaldas del chico que amabas, abrazándolo al mismo tiempo en que cerrabas tus ojos y disfrutabas de ese hermoso sentimiento que ahora nadie podría quitarte. 

Tu linda libertad.

Entraste, y con tus ojos recorriste todo el lugar, casi imitando los mismos movimientos que hiciste cuando llegaste por primera vez a ese lugar que se convirtió en tu dulce hogar. No pudiste evitar tener un sentimiento de nostalgia... de extrema felicidad. Sentir ese aroma tan característico de acá; el aroma de la cocina de Kazuki. El humo de los cigarrillos de Rei y la colonia que le habías elegido luego de haber ido a una cita, y que nunca dejó de usar. Los jueguitos de Miri, sus cosas... y por supuesto, el aroma a tu perfume y tu esencia, que todavía no se había ido del todo.  

Subiste a tu cuarto sin esperar a que Rei termine de hacer lo que sea que estaba haciendo en la entrada, no tan apurada, pero tampoco tranquila. Es como si estuvieses tratando de contener la emoción de poder regresar al fin al lugar en el que tanto habías deseado estar de vuelta, pero que era tanta que apenas podías caminar sin tener que dar pasos largos para llegar lo más antes que dieran tus piernas. 

Tu mano se apoyó en el pomo de la puerta, y sin dudarlo la giraste para poder ingresar a tu cuarto; lo primero que pudiste destacar, fue el fuerte olor al humo de los cigarrillos, ayudándote a suponer que Rei había estado fumando en exceso en estos últimos días en los que no pudiste estar ahí para decirle que pare de hacerlo. Incluso había un poco de residuos que claramente indicaban que tenías razón, pero lo dejaste pasar, por lo menos por esta vez. 

Diste pasos algo más lentos ahora, ya que la poca energía que podías retener en tu cuerpo maltratado y agotado había sido gastada en su mayoría al subir las escaleras corriendo, pero no te impidió moverte de lado a lado por tu habitación mientras veías como, sorprendentemente, todo estaba limpio, ordenado y organizado. Probablemente fue Kazuki quien limpió el lugar, pero luego de ver que el cajón que habías dejado abierto para que Rei vea las cartas que escribiste antes de partir, te diste cuenta de que... 

—No me digas que él durmió en la puta ducha.

Fuiste rápidamente hasta el baño del cuarto, abriendo la puerta hasta el fondo sin preocuparte demasiado por el ruido que haría. No había nadie en casa, excluyéndote a ti y a Rei. Y sí, con solo oler el horrible olor que rondaba por todo el baño te diste cuenta de que estabas en lo correcto. 

Comida vieja. Ropa sucia. Basura de quién sabe cuándo. Todo eso junto habían hecho de este lugar, algo realmente asqueroso. 

Soltaste un fuerte suspiro. 

—Algunas cosas no cambian...—Murmuraste, recordando que Rei antes solía tener este tipo de hábitos que Kazuki siempre intentaba cambiar. Te diste la vuelta sobre tus pies y cerraste la puerta a tus espaldas después de salir de allí, sin muchas ganas de querer pensar en ello. 

Caminaste hasta la ventana y levantaste las persianas, dejando entrar la luz natural del sol a la oscura habitación, dándole algo de vida al lugar. Luego, corriste el vidrio para que pueda ingresar el aire limpio. Respiraste profundo mientras cerrabas tus ojos e intentabas disfrutar nuevamente del lindo sentimiento que tenías en tu pecho.