CAPITULO. Kan

3.3K 415 32
                                    


"Tour."

Para Nerea, había pasado bastante tiempo, los ruidos de los monstruos se hacían cada vez más presente, se estaban acerando a ellos y eso no le agrado ni un poco

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Para Nerea, había pasado bastante tiempo, los ruidos de los monstruos se hacían cada vez más presente, se estaban acerando a ellos y eso no le agrado ni un poco. Según su hermano, tenía todo controlado, entonces, ¿por qué tardaba tanto?

—Jazz, tienes que saber, cuando pasemos la barrera... Sentirás el aroma a sangre, es un campamento con chicos hiperactivos con armas por todos lados.

—Lo tendré en cuenta, pero al parecer he superado la tentación de la sangre. El olor no es tan llamativo y más, cuando estoy a tu alrededor. Además, no quiero arruinar esto por un desliz sanguinario —. Jasper miro fijamente a los ojos verdes de la chica.

Nerea había acertado, Jasper estaba interesado en saber todo sobre su mundo. Tenía que saciar su curiosidad, la curiosidad de un historiador, pero no parecía querer hacerle preguntas como anteriormente había hecho. Este solamente le dedico su típica sonrisa rara, esa hermosa sonrisa que tenía, hizo que ella sonriera instantáneamente.

Helara apareció de la nada, asustando a Seth y a Jasper, parecía a punto de desmayarse. La semidiosa tenía las mejillas sonrojadas y se apoyaba en sus rodillas intentando regular su respiración, había corrido desde la Casa Grande hasta el Arco, lo más rápido que sus piernas podían.

—Ugh ¿Por qué tardaron tanto? — se quejó la hija de Poseidón levantándose de la tierra.

—El señor D — menciono la hija de Hécate recuperando el aliento —. Dijo que serían tu responsabilidad.

—Me lo suponía — Nerea había caminado hasta quedar frente a una de las columnas del arco —, Yo, Nerea Jackson, hija de Poseidón, leal a los Olímpicos... Pido la entrada a este santuario para Jasper Whitlock y Seth Clearwater, asumiendo la responsabilidad de sus acciones —. El sonido de un trueno retumbó por el bosque.

Ante los ojos de ambos varones, se presentó la construcción de un arco de piedra, de al menos cuatro metros de altura, con una inscripción antigua grabada en él.

—  Hogar, oh, dulce hogar. — canturreo Nerea pasando por el arco.

Para los invitados, el campamento era muchísimo mejor de lo que había imaginado o visto en la Hefesto TV. Pudieron ver a los campistas con la típica remera naranja, vieron el campo de tiro, una gran variedad de cabañas, campistas en Pegasos, peleando con distintas armas, dríadas y sátiros corriendo de aquí para allá.

Cuando los cuatro llegaron a la Casa Grande, Nerea no tocó, como siempre paso como perro por su casa, seguida de los demás.

—¡Llego su campista favorita! — exclamo Nerea animada, los demás lideres de las cabañas sonrieron al ver a la menor de los Jackson.

—Mátenme. Ahora mismo — suplico un señor regordete, mirando con súplica al cielo.

—Vaya, Señor D. Me alegra saber que su humor de perros sigue intacto —menciono Nerea con una sonrisa burlona en sus labios, logrado tener la mirada de pocas pulgas del Dios sobre ella.

Marea |Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora