CAPITULO. NAHUI

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"Joyas por aquí y por allá, también una manzana o una amenaza."

—Cariño —le llamó Jasper descendiendo las escaleras

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—Cariño —le llamó Jasper descendiendo las escaleras.

—¿Sí?

—¿Qué ocurre con tu hermano? —preguntó el sureño, logrando que Nerea dejara sus apuntes de lado.

—¿Qué ocurre con él? —cuestionó confundida.

—Nerea, no puedes decir que su actitud de la última semana es normal —dijo Jasper, la hija del mar torció los labios al saber que era cierto. —Nos ha visitado todos los días para encerrarse en el estudio toda la noche y mañana.

—Ahora resulta que no puedo visitarlos —soltó mordaz Percy pasando al lado de Jasper—me dueles, James.

—Tiene razón, actúas más raro de lo normal —dijo Nerea cerrándole el paso a su hermano antes de que llegara a la puerta—¡Ni se te ocurra! —gritó al ver a Percy como si fuera a abalanzarse por la ventana y escapar, al final retrocedió dos pasos. —¿Qué ocultas? —Nerea preguntó avanzando hacia él.

—Nada.

No es que Percy se viera como una voz confiable en ese momento. Lucía como si un tornado lo hubiera golpeado. Era un aspecto que había llevado toda la semana, lo había dejado pasar esperando que se acercara a hablar con ella.

—Te aviso que te voy a comer y dar vuelta a ese cerebro de algas —habló la menor irritada—Seré insoportable y lo sabes, quiero que me cuentes todo y que empieces ya.

Percy parecía alguien sin aliento y con una expresión de desesperación.

—Tal vez no era el momento —comentó ganándose una mirada insistente de la pareja para que continuara—Le propuse matrimonio a Annabeth —anunció.

Nerea gritó de emoción y se lanzó a sus brazos alrededor de Percy.

—Estoy muy feliz por ti, Anne y tú van a ser muy, muy felices.

—Dijo que no.

—¿Qué?

—Dijo que no.

Ella no dijo nada, pero a Percy le había cambiado la cara y Nerea notó sus ojos apagados y sintió un nudo en la garganta y un pinchazo en su corazón. Había crecido con su romance y creía que su amor era tan puro y fuerte, que no sabía cómo sentirse ahora, y no podía imaginar cómo se sentía su hermano.

—Así que la dejaste sin más —se obligó a sí misma a hablar.

—No podía hacer más.

—Los Jackson no dejamos a nadie —Nerea se notó enfurecer y podía echar la culpa totalmente a la rivalidad de Atenea y Poseidón—No le damos la espalda a nadie y no dejarás a Annabeth. Han pasado por muchos desafíos y siempre has estado para ella, asegurando que la amas.

Marea |Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora