-El océano, a veces, juega trucos con la mente. Es peligroso.
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"El océano es más antiguo que las montañas y está cargado con los recuerdos y los sueños del Tiempo." H.P. Lovecraft
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"La eternidad comienza y termina con las mareas del océano."
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Esa noche, como en muchas ocasiones pasadas, los recuerdos inundaron la mente de Nerea, arrastrándola a un punto de quiebre que, sin importar el tiempo, no podía olvidar ni superar. Las manos frías acariciaron su rostro y comenzaron a secar sus lágrimas; una vez más había sido víctima de uno de los recuerdos que más la atormentaban. Jasper se acercó a ella y se recostó, llevándola consigo a su pecho entre sus brazos, mostrándole que él estaba allí con ella, sosteniéndola. Le transmitía el mensaje de que todo estaría bien, que él estaba a su lado. La semidiosa agradecía internamente que él no pidiera explicaciones y simplemente la abrazara. Se sentía desnuda ante él, en un sentido literal y metafórico. Jasper tenía ese poder sobre ella, la hacía sentir tan segura entre sus brazos que realmente no le importaba que la viera en ese estado de vulnerabilidad.
—Estoy aquí, estas segura cariño. —repetía Jasper mientras besaba su rostro, tratando de tranquilizarla y calmar todos y cada uno de los demonios internos que la atormentaban.
Lloró en los brazos de su novio aquella noche, liberando cada trauma vivido. Desde la noche de su reencuentro, él había cumplido cada palabra y juntos habían aprendido a quererse, a escucharse y a respetarse. Lograban entenderse completamente. Los traumas eran superados poco a poco, de la mano, y las promesas se iban cumpliendo.
Jasper comprendió lo difícil que era Nerea y entendió que descifrarla era el mejor desafío que tendría en la vida. No se arrepentía en absoluto de conocerla ni de convertirse en lo que era, cada suceso vivido lo había llevado a unir sus camino, con aquella pelinegra a la que amaba con todos sus defectos y cualidades.
Cuando conoció a Nerea, pensó que era igual al resto, solo una más de esas jóvenes que cruzaban su camino. Con el tiempo, descubrió que no era así. Ella conseguía hacerlo sonreír sin esfuerzo alguno, y eso le agradaba mucho. Su forma tan extraña y única de ser estaba lejos de ser perfecta, y eso era una de las cosas que más le gustaban de ella. No seguía los caminos trillados por los demás, se saltaba las normas y rompía las reglas. Pero era alguien increíblemente leal a lo que amaba, y era imposible no quererla. Tenían algunas cosas en común, eran muy parecidos pero también muy diferentes y distantes a la vez. Quizás todo el dolor en sus vidas había dejado su impacto en el futuro, y sus esperanzas de construir una familia feliz los habían llevado a que Jasper le prometiera que lo lograrían, que serían felices.
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Una semana después de esa noche...
Mientras Jasper se duchaba, Nerea aprovechó la oportunidad para empezar a poner en marcha su plan, instalándose en el estudio a primera hora del amanecer para tener un poco de privacidad.
