CAPITULO. Waak

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"Un peso muerto, menos."

En el entrenamiento, Jasper había logrado desarmar a Jason una sola vez y Seth había logrado clavar la daga en la pierna del maniquí

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En el entrenamiento, Jasper había logrado desarmar a Jason una sola vez y Seth había logrado clavar la daga en la pierna del maniquí. Había sido un muy buen primer entrenamiento para ambos. Los campistas se habían reunido en el pabellón para la cena antes del juego.

—¿Comiendo la última cena, Jackson? —pregunto con burla Clarisse flaqueada por Logan Evans y Jason Grace. Todas las miradas pasaron a estar sobre ellos, Percy estiro sus brazos como si estuviera desperezándose y se acomodó mejor sobre la banca.

—¿Tus gorilas de turno? —dijo Nerea provocando a los semidioses, que formaron una mueca por el mote.

—Estas muy segura de ganar. —hablo fríamente Percy sonriendo socarronamente.

—Ganaremos. —replico Jason.

—Ya veremos. —hablaron al unisonó mientras subían una ceja los hijos del mar.

—¿Qué se siente que tu novio este en el bando contrario? – Cuestiono la hija de Ares.

—Dímelo tú, Chris es mi aliado. —mascullo la azabache.

La cena había terminado, los ánimos por el juego burbujeaban. Dos semidioses entraron con un estandarte de seda de tres metros de largo, uno era rojo fuego, llevaba pintada una lanza ensangrentada y una cabeza de jabalí, representaba al equipo rojo. Los hermanos Stoll, llevaban el estandarte de un azul marino, con un tridente platinado. Una vez que terminaron de entrar, las mesas se cubrieron de todo tipo de armamentos, todo gracias a Quirón.

—Odio las armaduras —se quejó Nerea mientras Percy la ayudaba a amarrarse correctamente las correas laterales.


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—Así que, somos enemigos por esta noche. —Jasper escucho una linda voz a sus espaldas, al girarse se encontró con su novia. Esta portaba una armadura de combate griega, llevaba el cabello recogido en un moño, que dejaba al descubierto su cuello y eso, era una tentación para Jasper. Le era casi imposible no inclinarse y besarla justo en el punto donde su pulso era visible. —Espero que disfrutes el juego, sin importar la derrota.

—Te lo agradezco, amor, pero yo juego para ganar.

—Te diré una cosa. —ella bajo la voz y se lamió los labios. —Me aseguraré de que no te machaquen del todo.

—Estás muy segura de tener la victoria.

—Lo estoy, incluso apostaría lo que sea. —si Nerea amaba algo, eran los desafíos, tratos o acuerdos, siempre y cuando fueran interesantes o competitivos.

Marea |Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora