CAPITULO. Lajun

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"Tonalidades Verdes."

—Tendremos que esperar que sea de noche, las estrellas nos ayudaran a ubicarnos y sabremos donde ir

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—Tendremos que esperar que sea de noche, las estrellas nos ayudaran a ubicarnos y sabremos donde ir. —le dijo Percy a Leo, después de enterarse que la brújula no funcionaba bien.

Sobrevolaban el territorio de Italia, durante el atardecer a unos cuantos kilómetros de Roma y del Rio Tíber, atrayendo a la mayoría de la tripulación, recuerdos. Jason y Nerea le contaban a Seth la historia de la creación de la ciudad con los hermanos Rómulo y Rema y la historia de la Diosa Lupa. Posterior al encuentro con los Vulturi, Nico y Helara decidieron tomar una siesta, debido a que usaron demasiado sus habilidades. Jasper escuchaba como Percy y Leo hablaban sobre las defensas del barco al estar sobre el aire mientras iba de paso al piso inferior, allí se encontró con la hija de Atenea, estaba leyendo de una manera peculiar.

—Annabeth. —la llamo el sureño, la rubia había pasado de página, por segunda vez, en menos de tres minutos. —¿Por qué estas leyendo de esa manera?

—Cuando me estreso leo. Y esos dos sesos de algas, que solo piensan en comida, me estresan. —refunfuño la semidiosa sin apartar la mirada del libro. —Intento averiguar a que se deben enfrentar, pero no he encontrado nada en los libros.

—Puedo ayudarte. —le dijo mientras tomaba asiento frente a la enorme pila de libros.

—Mmm, la mayoría están en griego, pero los que no, supongo que sí. —le entrego un libro —Si encuentras algo sobre el agua, házmelo saber. —le dijo mientras regresaba su atención a las páginas. —Tal vez debería enseñarte griego antiguo. —ambos rubios se sumergieron en la lectura.


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Mientras sobrevolaban el mar Jónico, una sensación extraña invadió fuertemente a los Jackson, un por un momento se quedaron inmóviles, intentaban descifrar de que se trataba. Su vista recaía en el mar debajo de ellos, provocándoles un escalofrió, sabían que cada vez más se acercaban al sitio donde tendrían que bajar a las profundidades desconocidas.

—Extraño a mamá. —le dijo Nerea a su hermano, estando en su camarote, habían terminado su guardia. —Debe estar preocupada.

—¿Cuándo ella no está preocupada? —sonrió cómplice Percy, se acotaron en la misma cama, uno al lado del otro. Percy le acariciaba el cabello a su hermana, en un intento de arrullarla. —Pero, yo diría que esta furiosa.

—Conmigo. La regrese sin su consentimiento a Nueva York por los neófitos, no debió agradarle. —se lamentó Nerea mientras se enrollaba con la manta, dejando a Percy descubierto unos centímetros.

—Saldremos de esta. —Percy abrazo más fuerte a su hermana. —Podrás pedirle perdón y cumplir el castigo que te dará.

—Te quiero, hermano mayor.

Marea |Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora