CAPITULO. Kan lajun

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" Infancia."

—Me encanta Nueva York

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—Me encanta Nueva York. —exclamo feliz Nerea mientras contagiaba de su buen ánimo a Jasper. Caminaban de la mano entre las encrucijadas, demasiado concurridas y muy ruidosas calles de su ciudad. —Puedes salir del inframundo en Central Park, tomar un taxi-gris, ir a la cafetería Néctar, dirigirte por la quinta avenida con un perro del infierno gigante detrás de ti y nadie te mirara raro.

Se podía escuchar el ruido de los autos, los aviones que pasaban volando sobre sus cabezas, era una ciudad llena de vida. Percy y Seth caminaban unos pasos delante de la pareja, hace como una hora se habían despedido de Sally con la promesa que iban a regresar a casa antes de que se terminara el verano.

—¿Entonces de qué manera planean regresar a Forks? —pregunto Percy, era momento de retomar sus extrañas vidas, fuera del peligro por el momento, como se dijo en la profecía, vivieron una aventura más.

—Podríamos tomar un avión. —sugirió Jasper, Nerea se estremeció al escucharlo.

—Yo no vuelo. —comento la semidiosa un tanto incomoda al imaginarse estar en esa pesadilla aérea.

—Pero si lo has hecho, incluso has estado en el Argo. —Percy soltó una risita por lo que dijo Jasper.

—Si, eso es a poca altura. Ustedes dos pueden ir en avión y yo puedo encontrar otra forma de llegar.

—¿Qué tal si vamos en autobús o un coche? —sugirió Seth después de terminar el hot dog que Percy le había comprado.

—Autobús no. —comento Jasper.

—Necesitamos un coche para llegar al pueblo. —hablo Nerea.

—Puedo robar un auto. —comento el hijo del mar, los otros dos varones lo miraron de una manera extraña, lo había dicho de una forma tan natural.

—¿Cómo planeas hacerlo? —cuestiono Seth —Es más, ¿Cómo planeas encender el auto? —Percy se rio ligeramente ante la inocencia del lobo, le guiño un ojo antes de echar a correr por la calle en busca de su objetivo.

No habían pasado ni veinte minutos, cuando Percy apareció conduciendo un auto de color gris frente a ellos, sonriendo con arrogancia.

—No es último modelo, espero que no sea de tu desagrado, Jaime. —soltó con sarcasmo Percy al bajar del auto mientras miraba al vampiro con una sonrisa de dientes, quien solo rodo los ojos.

—Te regalare uno para navidades, Peter. —le dijo Jasper subiendo al puesto de conductor, cerrando la puerta antes de que el semidiós replicara.


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Podían llamarse afortunados, gracias a que Jasper no dormía, habían viajado toda el día y la noche sin detenerse mientras el vampiro conducía, la semidiosa y el lobo dormían. Una vez que entraron a la ruta de Washington, Seth comenzó a inquietarse, comentando como sus hermanos lo tacharían de traidor por desobedecer las ordenes de su alfa y se convertiría en un lobo solitario sin manada. En varias ocasiones, había intentado saltar del auto en movimiento por temor a su rebeldía.

Marea |Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora