-El océano, a veces, juega trucos con la mente. Es peligroso.
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"El océano es más antiguo que las montañas y está cargado con los recuerdos y los sueños del Tiempo." H.P. Lovecraft
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Jasper se encontraba sentado sobre la arena de la playa del Campamento, mirando a Nerea, quien reía feliz mientras jugaba con unos pequeños campistas en la orilla del mar. Jasper sintió un pinchazo de tristeza al pensar que le estaba arrebatando la posibilidad de ser madre, todo por estar a su lado, construir una familia como la que ella tenía. Era bastante notorio que su compañera tenía un don e instinto de protección, iba desde los más pequeños campistas, sus hermanos e incluso con la manada de lobos y el padre de Bella.
El rubio se había perdió en sus pensamientos con la mirada en el mar, cuando sintió a Nerea detrás de él abrazarlo y curiosear sobre su hombro, su perfume cítrico se combinaba con el mar, alterando sus sentidos.
—¿Crees que tu familia se enoje cuando se enteren? —cuestión Jasper, tomando la mano que llevaba el anillo de compromiso, para dejar un beso sobre esta.
—Tal vez. —Nerea no había pensado en eso, todo había sido tan de repente que no tuvo tiempo de asimilar su compromiso y el tener que decírselo a ambas partes. —Alguien tendrá que decírselo al hermano mayor, ¿no? —lo miro con malicia. — Supongo que tendrás que lidiar con ello.
—A veces me das miedo.
—¿Solo a veces? —Nerea levanto una ceja y comenzó a reír ante el gesto del chico. —Vamos, falta poco para la cena.
Aquella noche, era la última en el Campamento de ese año, se celebraría la ceremonia de las cuentas. La cabaña de Deméter, había sido la encargada de diseñarlas aquel año, una cuenta que mostraba una luna llena teñida de rojo. La hija del mar se sintió orgullosa al recibirla, significaba la visita del vampiro y el lobo de ese verano, la coloco en su collar junto a las demás cuentas. Se sentía una veterana, recordó su primera hoguera en el campamento, había asistido cuando tenía diez años, esa fue la primera vez que se sintió en casa y eso era algo que no había cambiado al pasar los años.
Nerea estaba contenta, tenía a su hermano, amigos y a Jasper, quien también había recibido su primera cuenta.
—Hemos mantenido el honor del campamento. —dijo Quirón. —Este verano hemos descubierto la amistad, la resiliencia y las alianzas. No olviden lo aprendió, jóvenes héroes. —el centauro sonrió mientras se acercaba a los hijos del mar, este les dedico su típica sonrisa reconfortante.
—Hace cinco años nos eligieron como sus lideres, —comenzó a decir Percy. —desde ese día hemos estado en primera fila para defender nuestro hogar y que todos los mestizos encuentren su lugar seguro.
—Que tengan la formación y conocimiento para poder defenderse. Poder tener una vida tranquila y elegir su camino. —Nerea hizo un recuento de los campistas, ese verano pasaban de los cien. —Este verano, es nuestro último año siendo lideres, dejaremos el puesto para que otro asuma el cargo y viva la experiencia. —ambos desviaron la mirada a la niña con vestido marrón que cuidaba el fuego. Tenía un brillo escarlata en los ojos, al verlos les di un guiño y ellos inclinaron levemente la cabeza en respeto.
