-El océano, a veces, juega trucos con la mente. Es peligroso.
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"El océano es más antiguo que las montañas y está cargado con los recuerdos y los sueños del Tiempo." H.P. Lovecraft
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Nerea hundió el rostro en la almohada al despertar, sintiendo el frio del amanecer y soltó una risita cuando sintió los labios de Jasper subir lentamente por la línea de su espalda, dejando pequeños besos.
—Siempre he oído alardear de la resistencia de los vampiros. —comento la semidiosa, al recordar los momentos que pasaron durante la noche.
—¿Ah sí? —pregunto el rubio recargado el peso de su cabeza en su brazo, mirando con malicia a la pelinegra.
La semidiosa sonrió y se acercó más hacia el cuerpo de Jasper, colocando una de sus manos en su pecho y descendiendo lentamente.
—¿Por qué no intentarlo de otra manera? Donde mi resistencia compita con la tuya. —sugirió mirando el lago frente a ellos para regresar su mirada a el vampiro —Ha quedado claro que no soy de cristal. ¿O acaso no desea complacer a su prometida soldado?
—Tal vez deba relajarme un poco, ¿no crees? —susurrara contra su cuello, al momento de levantarla en brazos para dirigirse al lago, para tener un momento de pareja y poder disfrutar de ellos.
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Nada retenía a la mayoría del clan Olímpico de permanecer en el pueblo, al menos por una temporada. Como los recién casado, Alice y Ángel viajarían a Europa en busca de la moda en tendencia y de bienes raíces. Carlisle, Esme y Bree se quedarían en Forks, para ayudar a la más joven con su nueva dieta animal. Emmett y Rosalie renovarían sus votos y tendrían una luna de miel en Las Vegas.
—Mándale saludos a tu mama. — dijo Esme al abrazar a la semidiosa despidiéndose de ella y de Jasper que irían a California. —Pórtense bien el uno con el otro. —miro con detalle a la azabache, vete a saber el porqué, pero la miro como si fuera una chica problemática.
Nuestra pareja principal, se encontraba en la frontera del túnel de la carretera Berkeley.
—¿Qué buscamos? —pregunto Jasper, al ver que su compañera miraba a todas partes, esperando ver algo.
—Una iguana verde.
—¿Una... una qué? —la semidiosa se encogió de hombros, quitándole importancia.
—Por allí —Nerea señalo al frente, Jasper logro ver a unos diez metros de distancia a un reptil rastrero, de al menos medio metro de longitud, caminaba en zigzag y era de un verde brillante. Era la Iguana verde.
La semidiosa esbozo una pequeña sonrisa para encontrarse con la mirada de Frank Shang, hijo de Marte o Ares en griego. Él era todo lo que un hijo de Ares no es, es amable y una excelente persona, además, era uno de los pretores de la duodécima legión. El chico volvió a su forma normal con una sonrisa avergonzada, teniendo la mirada ofuscada del vampiro sobre él.
