Capítulo 14: Obsesión oscura.

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Si comentan mucho no me enojo🥺♥️

Mariana

Al día siguiente no había rastro de decaimiento en mi cara.

Lloré lo que tenía que llorar, me desahogué y listo. Seguiría adelante tragándome cualquier tipo de dolor que pudiera interferir en mi vida.

Con el tiempo aprendí a manipular mis emociones, más que nada el dolor. Cuando papá murió, la gente me miraba con lastima y yo odiaba su compasión, no la necesitaba para nada. Así que encapsulé el dolor en una botella y la arrojé a las profundidades de mi alma donde no podrían herirme y tampoco ser una distracción.

Nunca permitía que las personas me vieran derrumbada y débil, aunque estuviera agonizando, mi orgullo siempre estaría intacto.

Quizá también por ello lidié de una mejor manera con el asesinato que cometí y la casi violación. De alguna forma me había mentalizado para ese tipo de situaciones, supe que, al inmiscuirme en este mundo del periodismo, era como entrar a un campo de minas donde en cualquier momento una te estallaría en la cara y te haría pedazos.

Debía tener la mente fría y el corazón aún más.

No le rogaría a Julián, por mucho que su decisión me hiriera, estaba muy equivocado si creía que cedería ante esto. Él me conocía mejor que nadie y sabía que por mucho amor que le tuviera, no toleraría ninguna de sus acciones de la noche anterior.

Dejé todo de lado y bajé los escalones, hoy me levanté más temprano, me vestí con unos vaqueros ajustados y una blusa blanca lisa que fajé; ajusté un cinturón negro a mi cintura, un par de botines altos que estilizaban mi figura y recogí mi cabello, dejando mi larga melena fluyera detrás de mi espalda. Omití el maquillaje, no tenía ánimos.

Encendí el televisor de la cocina mientras me servía una taza de café y tomaba asiento en el taburete. Era muy pronto para que el noticiero matutino comunicara algo sobre mi nota, pero eran las ocho de la mañana y para este entonces el periódico ya debió inundar las calles de la ciudad y las aledañas a las que tenía alcance. De alguna u otra forma le harían llegar la noticia a Garza, y sería el turno de venir por mí.

Di un sorbo, estremeciéndome por un instante, pensativa mientras escuchaba a una de las conductoras dar los pronósticos del clima, anunciaba lluvia, y yo odiaba los truenos.

Deslicé el líquido amargo por mi garganta, pensando en el riesgo que tomé, apartando de golpe la imagen mental de Nicolás entre mis piernas y centrándome en lo importante. No contaba con nada más que su palabra de narcotraficante, ¿debería bastar con eso para sentirme en paz? Me pregunté si alguien que cometía crímenes tan atroces era capaz de ser leal.

Mi corazón quería creer que sí, pero mi mente era otro asunto.

Por única ocasión decidí hacerles caso a mis corazonadas y confiar ciegamente en Nicolás.

Terminé mi café y dejé la taza en el fregadero, agarré una barra de avena y la abrí mientras tomaba mis cosas para dirigirme al periódico, sin embargo, cuando se reanudo el noticiero después de los comerciales, la fotografía de Garza inundó la pantalla. Me quedé con la barra a centímetros de mi boca, trémula y con la atención fija en la televisión.

La nota acusa directamente al diputado Garza de tener nexos con el temido Cartel de Jalisco, añade pruebas fehacientes de crímenes y lavado de dinero...

Permanecí aturdida, con el corazón acelerado.

Mariana Alcázar, es quien ha asegurado poseer dichas pruebas, ante esto, los medios la han apodado como la periodista del narco, quien, con una nota escandalosa, acusó indirectamente al presidente de la república como un corrupto y...

Gris oscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora