Capítulo 28: Instintos.

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Me disculpo por haber demorado tanto, por una cosa o por otra, no pude escribir. Aquí les dejo un capítulo largo con un final que los va a dejar con ganas de más 🙊 comenten mucho y voten, se los agradezco🖤🤍

 Aquí les dejo un capítulo largo con un final que los va a dejar con ganas de más 🙊 comenten mucho y voten, se los agradezco🖤🤍

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Nico

No permanecí un minuto más en el casino de Matsouka.

Si me quedaba allí por más tiempo, corría el riesgo de matar a medio mundo.

Los celos no eran propios de mí, porque nunca tuve a alguien que me importara lo suficiente como para preocuparme por esas mierdas. Hoy los había sentido como lava ardiente acumulándose en mis venas y pulsando justamente en mis sienes, como si mi cabeza estuviera a punto de estallar.

No quería que la mirara, detestaba el gusto implícito en los ojos de Kyo por Mariana y la oportunidad que sus impulsos le dieron para joder con ella y con mi maldito autocontrol. Me arrepentía de haberla traído precisamente a esta reunión, hubiera preferido usar las balas y hacer un reguero de sangre, que ceder ante la pervertida petición de ese imbécil.

Kyo y Hyo no se molestaban en ocultar sus perversiones, pero eso era algo que Mariana ignoraba.

Me sentía orgulloso de la manera en que llevó el control en la mesa sin dejarse amedrentar y yendo un paso más adelante que Kyo, pero también me enfurecía como el demonio que haya cedido a los juegos de Matsouka. Nos hubiera tomado algo de tiempo llegar a un acuerdo y un montón de tensión que soportar debido a la falta de respeto de Russo, pero al final, ellos hubieran aceptado, lo alargaban porque les gustaba jugar y elegían el caos, casi como todos nosotros. Solo que Mariana aún no se familiarizaba con este mundo y no entendía como funcionaban las cosas, no debía enojarme con ella, aprendería todo, contaba con esa certeza, como también con la seguridad de que sus impulsos serían imposibles de controlar.

Ella era así: ingobernable, impulsiva y estúpidamente valiente.

Sin un ápice de miedo en su cuerpo, no medía la magnitud de los peligros. Teníamos mucho camino por delante.

—No me has hablado desde que salimos del casino —dijo a mi espalda—, ¿sigues molesto?

Me puse el bóxer y le di la cara. La toalla se aferraba a su figura desnuda, llevaba el cabello mojado por la ducha que acabábamos de tomar. Llegamos al hotel hacia una hora, Alessia fue la única que se quedó en el casino, Dixon volvió con nosotros, pero no lo vi más y realmente no tenía cabeza para pensar en lo que sucedía a mi alrededor cuando la furia seguía siendo constante y ardiente en mi pecho.

Miraba a Mariana envuelta en la belleza que poseía e imaginarla en manos de alguien más me lastimaba el corazón hasta hacerlo pedazos.

Mierda.

Moriría antes de permitir que otro la tocara. Su piel, su sonrisa, cada parte de su mente y su cuerpo serian profanados solo por mis manos y mi boca.

—Tus malditos impulsos me harán matar un día de estos —siseé entre dientes.

Gris oscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora