Capítulo 18: Sinceras amenazas.

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Les traje capítulo cortito♥️agradecida con quienes me dejan un comentario y un voto, por ustedes sigo.

Mariana

Días después trabajaba deprisa en la siguiente nota.

Nicolás me envió la información por medio de archivos encriptados; también puso en modo seguro mi portátil, enseñándome los softwares con los que debía trabajar para evitar el acceso no autorizado, todo esto por medio de indicaciones de su pirata informático, quien le dijo que podría haber venido directamente a mi casa a darme unas cuantas clases para ahorrarnos trabajo, a lo que Nico le gruñó un par de groserías y algo sobre que no iba a dejar que ni él ni otro hombre estuvieran cerca de mí.

Menudo posesivo.

Me tragué las palabras que tenía atoradas en mi garganta y continué aprendiendo. Hasta el momento fue algo fácil, con práctica, por supuesto. Ahora teníamos que tomar ciertas medidas de seguridad con los archivos que manejaba, debido a que me expuse y eso hacia me vulnerable y un blanco para los corruptos. Estarían buscando la manera de investigar que tipo de información manejaba para interceptarla.

Pasé toda esta semana entre entrevistas y trabajo mientras Nicolás se hacia cargo de tomar los territorios del Cartel de Jalisco.

Tuve algunas ofertas nuevas de empleo en la Ciudad de México, mi cara estuvo en algunos periódicos importantes con notas sobre lo valiente que era al alzar la voz contra la corrupción, otras señalaban lo contrario, o hacían alusión a algún tipo de nexo criminal que me ayudaba solo para generar fama y dinero; estos últimos estaban más cerca de realidad, no se trataba del dinero, aunque la fama podría tener algo que ver. Mis motivos solo los más cercanos los sabían.

Moví el cuello para liberar la tensión de mis hombros y fue gratificante el crujir de huesos; me detuve un momento y fui a buscar a Yuly. El ambiente en la oficina era tenso, recibía miradas curiosas y envidiosas, algunos de mis compañeros se acercaban para felicitarme y sacar algo de información sobre mis notas, al no conseguir nada, se marchaban, seguro maldiciéndome.

—Hola, ¿me necesitabas? —Saludé a Yuly. Su vista sobre el ordenador, me hizo un gesto con la mano para que tomara asiento, obedecí.

—Sí —tecleó algo y enseguida se sacó las gafas de encima y posó su mirada oscura en mí—, casi me han rogado para convencerte de que trabajes para Milenial.

—Me llegó la oferta. Era muy buena, de hecho.

—¿Y qué pasó? ¿Por qué no estás allá? —Inquirió seria, pero con un deje de incredulidad.

—No voy a dejarte —expresé, como si fuera lo obvio—, tú fuiste la única que confió en mí cuando papá murió, me guiaste en todo mientras tu periódico crecía.

—Lo sé, Mariana, pero no puedes conformarte con esto —señaló con el dedo todo su entorno—, cuando aspiras a más. Yo lo entiendo, te lo prometo, y estaré más que feliz de verte en uno de los periódicos más importantes del país.

Negué despacio, decidida a no hacerlo. Sí, era ambiciosa, pero no una malagradecida.

—Hace semanas yo era una simple periodista que no volteaban a ver. Hoy me contemplan como un número, y no, gracias, estoy bien aquí. —Una sonrisa comprensiva enmarcó sus rasgos.

—Son oportunidades que no vuelven.

—Siempre habrá más. —Encogí los hombros, ella sonrió más ampliamente.

—De acuerdo —dio por zancado el tema—, sé que estás preparando otra nota polémica —jugó con la montura de sus gafas—, me causan curiosidad las fuentes, Mariana —su voz se tornó más seria—, por no decir que preocupación. ¿En qué te estás metiendo?

Gris oscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora