Peligro es lo que significa el nombre de Nicolás Ferrer.
Obsesión es lo que él siente por Mariana Alcázar, una periodista perseverante y decidida, a quien su ambición por ser reconocida en el país, la pone bajo la mira del Capo de la droga.
Marian...
Ya veo que si necesito ponerles metas para que comenten🙊 1K y tenemos el próximo. Disfrútenlo🖤🤍
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Mariana
Nico sostenía mi mano con firmeza y posesividad mientras nos aproximábamos hacia las cuatro personas que no nos quitaban los ojos de encima.
Al primero que analicé, fue al hombre de cabello castaño casi oscuro que mantenía su distancia con la mujer y los otros sujetos. Él era alto, casi como Nico, con una complexión similar a la suya, ataviado en un traje oscuro que iba a juego con la camisa color borgoña que apretaba su cuerpo y exponía la dureza de los músculos en su pecho donde se notaba la ausencia de corbata. Sus facciones varoniles y atractivas, destilaban aburrimiento y hostilidad, sus ojos claros evidenciaban la muerte y el peligro, una mirada que también me hizo pensar en Nico.
A su costado, evalué a la mujer, tenía el pelo rubio a la altura del cuello, un precioso collar envuelto en rubies y diamantes resaltaba sobre su piel blanca, era muy llamativo y ella lo portaba como una reina. Era preciosa, parecida a una modelo; el vestido blanco y corto, exponía sus piernas sostenidas por unos tacones rojos. Cuando nuestros ojos se encontraron, me sonrió a través de ellos mientras una frialdad parecida a la que veía en cada mafioso se adhería al color oscuro de su mirada.
La escoltaban dos hombres igual de atractivos que el mafioso número uno, el de la izquierda era analítico y no demostraba una sola emoción en su cara, sus ojos grises nos evaluaban como yo lo había hecho con ellos. El de la derecha no ocultaba nada, era directo en lo que quería demostrar, dejaba en claro que era un hijo de puta y quería que lo supiéramos. A diferencia de sus acompañantes, él tenía la piel bronceada, aunque un poco más clara que la de Nico.
—Buenas tardes —saludó Nico, deteniéndose conmigo delante de ellos. Había una limosina elegante y amplia esperando por nosotros, no había más seguridad cerca, pero supe que no necesariamente debía verlos para saber que cuidaban de nosotros.
—Ferrer, no teníamos el gusto —masculló con un deje irónico en su voz el primer mafioso, su acento era una mezcla rara, entre italiano y ruso—, mi hermano me habló de ti.
—Russo —ambos estrecharon sus manos en un gesto rudo y masculino—, ya era tiempo de vernos las caras.
Posteriormente posó su atención en la mujer, la saludo siendo más suave, pero igual de firme.
—Alessia Di Marco —saboreó su nombre con cuidado. Ella sonrió de lado.
—Hola, Nicolás —dijo amable—, ya conoces a mis esposos —añadió con un ligero toque divertido en su tono—, Massimo y Sebastián.
Nico los saludó de la misma forma que hizo con Dixon, y pese a que, ambos hombres lucían peligrosos, Alessia destacaba entre ambos, viéndose preciosa y letal, incluso me pareció más atractiva que ellos. Era una mujer poderosa, y ese poder que emanaba era el que me hacia sentirme un tanto intimidada por ella.
