Si comentan mucho me alegran el día🖤🤍
Mariana
El periodismo me apasionó desde que veía a papá dedicarles su vida a las voces de las personas, a las noticias que nadie se atrevía a publicar, esas que llevaban injusticias y dolor; conocer gente que te confiaban sus secretos y te permitían ser el vocero de ellos, era un honor, había una sensación de plenitud en ello.
Jamás opté por escribir sensacionalismo; las noticias secundarias, aunque provocaban mayor escándalo entre los lectores, no podían estar por encima de lo bien hecho y la realidad. Sin embargo, por una vez lo hice y había desatado un caos.
Odiaba la política y todo lo relacionado con ello, prefería escribir mis columnas sobre otro tipo de cosas y estuve haciéndolo mientras me preparaba para la oportunidad que Ferrer me brindó.
Compromiso, perseverancia, entrega y ética, eran cosas que me definían, y ahora, gracias a mi sed de castigo contra Elías, estaba fallando en esto último. Iba a perder mi ética profesional para poder ganar la batalla que llevaba teniendo por años.
Quizá, también perdería la vida, pero por medio de esta carrera aprendí a no sentir miedo, era una ventaja, dependiendo de la perspectiva en que lo mirabas. Porque mi carencia de miedo me permitía ir más allá de aquellos que se frenaban por sobre pensar las cosas. La mente era poderosa, te detenía o te impulsaba, tú lo decidías; yo no me quedaba parada, iba por lo que quería y lo conseguía, siempre fue así, no cambiaría ahora, ni me acobardaría, incluso cuando para llegar a mi meta tuviera que pagar favores a Nicolás.
—Estás callada —comentó Julián.
Él llegó en la madrugada, apenas durmió dos horas y ahora íbamos camino al periódico, mas no veníamos solos, su compañera —Beatriz—, venía con nosotros. Era una mujer bastante atractiva que iba y venía del departamento, era judicial y criminalista, apoyaba mucho a Julián cuando se hallaba en Puebla, eran buenos amigos, pero había algo en ella que no me terminaba de agradar, aunque jamás fui grosera.
—No sé que me espera al llegar, estuve recibiendo mensajes de algunos colegas de la ciudad de México —mordí la uña de mi pulgar, estaba fea, al igual que todas las demás, una mala costumbre que no se me quitaba cuando estaba ansiosa—, la mayoría pidiendo que me cuidara, pero el noticiero de la mañana quiere hablar conmigo.
—¿Sobre lo que Ferrer dijo de Elías? —Negué despacio.
—Sobre Ferrer —aclaré—, les da curiosidad el tipo porque se las dio del rogar para conceder entrevistas. Quizá creen que a través de mí pueden conseguir algo televisivo. No lo sé.
—¿Se las darás?
Acabé con la uña de mi pulgar y seguí con la del índice. Julián notó la acción, pero al ir manejando, no dijo nada.
—Probablemente.
Me gustaba ser conocida, jamás me invitaron a un programa de televisión, tampoco hubo tantos mensajes en mi bandeja de entrada. Tener toda la atención se sentía bien y a veces me asustaba la ambición tan grande que tenía por ser la periodista más reconocida de México, no quería fallar a mis ideales para convertirme en esa versión, sin embargo, quizá no podría evitarlo.
De pronto, mi móvil timbró, el sonido me asustó por un momento y los nervios lo reemplazaron cuando vi que se trataba de Nico. Tragué grueso. Aún no paraba de pensar en los últimos acontecimientos. Su atrevimiento de observarme mientras me masturbaba, su oferta y la cena estúpidamente deliciosa que preparó, así como su advertencia cuando me puso contra el lavabo. Nadie me había agarrado con tanta brusquedad y una parte de mí —la que más odiaba—, lo disfrutó.
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Gris oscuro
قصص عامةPeligro es lo que significa el nombre de Nicolás Ferrer. Obsesión es lo que él siente por Mariana Alcázar, una periodista perseverante y decidida, a quien su ambición por ser reconocida en el país, la pone bajo la mira del Capo de la droga. Marian...