Capítulo 5: Tienes que ceder.

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Me dejaron 1K de comentarios en el anterior capítulo y se los agradezco mucho🖤

Mariana

Tenía la entrevista de Ferrer en mis manos, fue impresa y distribuida por toda la ciudad el día de hoy. Eran las diez de la mañana y todo aún se encontraba silencioso.

Juro que por más que quería enfocarme en esto, no dejaba de darle vueltas a mi encuentro con Nico en mi casa, anoche ni siquiera pude dormir, temí que volviera a aparecerse en mi habitación. Cretino descarado. Me esforzaba por no evocar sus palabras con connotación sexual y su violación a mi privacidad. Dios.

¿Cómo es que no me di cuenta de que estaba ahí?

Menuda idiota.

Me detuve. No debía darle más espacio a eso, me moría de la pena y el coraje. Aún no le comentaba nada a Julián, y no porque no quisiera, sino porque continuaba trabajando; vaya a saber qué lo tenía tan ocupado, a veces sopesaba la idea de que estuviera viéndose con otra mujer, pero lo desechaba de inmediato. Julián no me haría eso.

Necesitaba contarle todo, por supuesto, omitiría el pequeño detalle de Nico viéndome mientras me masturbaba. El tema de mi padre y el ofrecimiento de unos cuantos corruptos para enviarlos presos o al menos arruinarlos, me venía bien, claro que también contemplaba la fama que me daría, la buena y la mala, y de verdad estaba convencida de que podía lidiar con ambas.

Sin embargo, no sabía cómo iba a tomarlo Julián, conociéndolo, me diría que no.

Atrapé entre mis dientes mi labio inferior, mi índice no paraba de golpear la fotografía de Nico en el periódico, estaba en primera plana, con su camiseta blanca, el cabello suelto y rebelde y una sonrisa a través de sus ojos gris oscuro. Me estremecí. Anoche lucía distinto, usaba un traje a la medida, con el cabello atado y su cara expuesta totalmente como una de las mejores creaciones del Diablo.

No había reparado en eso, me dejó tan aturdida, que apenas le presté atención a como iba vestido y lo bien que el negro combinaba con la oscuridad de sus ojos y la sonrisa astuta de sus labios gruesos.

Mi teléfono sonó, miré el nombre de Julián en la pantalla. Suspiré aliviada y respondí deprisa.

—Hasta que me llamas —dije ansiosa.

—¿Ya viste el noticiero? Están hablando de la entrevista y su único enfoque es la respuesta de Ferrer sobre el presidente, carajo, Mariana.

—Es lo que buscaba.

—Se irán sobre ti —lo escuché encender el motor de su camioneta—, voy para allá.

Me colgó y me puse de pie, Yuly salió de su oficina y justo se encontró conmigo, me lanzó una mirada y rápidamente fui hacia ella. Por la cara de urgencia que puso, era importante.

—¿Qué pasa?

Deslizó la mano por su cabellera corta y repleta de canas, rodeó el escritorio y tomó asiento, mirándome preocupada, y a la vez, orgullosa.

—La noticia ya llegó a los medios de comunicación, están dándole cobertura a tu entrevista.

—¿De verdad? —Inquirí esperanzada.

—Temo que Elías no demore en mandar a su gente.

—Lo hará, sabes que sí. Querrá mantener su nombre fuera, pero no lo voy a dejar —aseveré firme, mientras que, por un segundo, consideré decirle que sí a la propuesta de Nico solo para acelerar esto.

—A pesar de que han centrado la atención en Ferrer y Elías, hay personas a las que tienes intrigadas —mencionó con una leve sonrisa—, tu entrevista fue impecable y el hecho de que Ferrer haya accedido solo contigo, los intriga todavía más.

Gris oscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora