Disculpen la demora, espero leerlos mucho en comentarios.
Nico
Volver a Colombia me sentaba de maravilla.
Echaba de menos el calor húmedo de la selva y los olores que me hacían retroceder en el tiempo, a mis años de infancia, incluso al no haber sido lo que cualquier niño hubiera necesitado y querido para su niñez, hubo momentos en los que fui feliz, pocos, pero estaban en mis recuerdos al final de cuentas.
Por mucho que necesitara quedarme en Pakistán para mi recuperación, me sentía incómodo, no eran mis territorios, a pesar de los buenos tratos y la confianza que tenía en Jafar por haberme salvado y protegido a Mariana, la sensación no se iba. Además, el choque de poder también era un punto en contra, ninguno era el tipo de hombre que recibía órdenes y al parecer, todos estábamos de acuerdo en que, entre menos tiempo estuviéramos juntos, mejor nos iría.
Por supuesto, me cercioré de que tanto como Mariana y mi hijo estuvieran a salvo y en condiciones de viajar, su salud y bienestar era mi prioridad y si había inconvenientes o el viaje los ponía en peligro, me las hubiera arreglado para permanecer en Pakistán, aunque la idea no fuera de mi agrado.
—La presencia de Kozlov y su hijo, me pone nerviosa —admitió Mariana.
Sus dedos iban entrelazados con los míos, nuestras manos descansando encima de mi muslo mientras viajábamos en uno de los todoterrenos hacia el complejo. No nos hallábamos lejos, llegaríamos en pocos minutos y lo ansiaba. Necesitaba ver a mi madre y cerciorarme de que todo estuviera bien con ella y con mi gente, además de visitar la tumba de Omar. Esa realidad continuaba jodiéndome lo suficiente para hacerme sentir de alguna manera, triste.
—No tienes que preocuparte por ellos, amor, estarán aquí por negocios. Sabes que no te pondría en peligro, ni a ti, ni a nuestro hijo, mucho menos a mi madre. —Negó con la cabeza.
—No es miedo lo que siento, tampoco preocupación, solo me perturba —se encogió levemente de hombros cuando un escalofrío recorrió su piel—, el pequeño Kozlov es... inquietante.
Sonreí de lado por la palabra que usó para describir al hijo de Sasha. No me había dado tiempo de analizar bien a Nikolai, apenas le puse la atención suficiente en el vuelo, mis ojos no se apartaban de Mariana, pese a que, me hallaba pendiente de todo mi entorno por cuestiones de seguridad y la distinguida desconfianza que se arraigaba en nosotros debido a nuestro estilo de vida, ellos no me representaban una amenaza. Creía en Kozlov, era el tipo de sujeto que hacia valer su palabra por encima de todo, esa era su carta de presentación y uno de los motivos por el cual se le respetaba en la mafia.
—No puedes esperar que seamos personas cuerdas y normales —la atraje hacia mí y besé su frente—, este mundo te hace mierda, pero todos lo expresamos de manera distinta, unos más jodidos que otros.
—Lo tengo claro —suspiró y miró por la ventanilla, el complejo se veía cada vez más cerca—, incluso así, no deja de perturbarme. —Reí.
—No vas a tener que lidiar con su presencia, amor, ni siquiera tendrás que verlo —mis dedos sujetaron su barbilla y la hice mirarme—, no voy a dejarte mucho tiempo sola y fuera de mi vista.
Le robé un beso y me devolvió una sonrisa reluciente. Permanecimos en silencio el resto del camino, siendo solo unos poco minutos. No demoramos en arribar al complejo, las luces exteriores iluminaban todos los alrededores, el edificio principal mantenía todas las interiores encendidas, señal de que mi madre estaba despierta y esperando por nosotros, incluso ante la hora que era.
Cuando nos detuvimos, bajé sin prisas, mis músculos ya no resentían tanto los movimientos como los primeros días, pero el dolor y los vestigios de lo que me pasó, continuaban expuestos en mi piel. Las uñas de mis dedos apenas crecían, los hematomas tomaron un color verdoso, me habían retirado los puntos de sutura y pude distinguir las nuevas cicatrices que mi cuerpo tendría. No me molestaban en lo absoluto, a decir verdad, me gustaba verlas ahí. Cuestiones mías.
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Gris oscuro
Narrativa generalePeligro es lo que significa el nombre de Nicolás Ferrer. Obsesión es lo que él siente por Mariana Alcázar, una periodista perseverante y decidida, a quien su ambición por ser reconocida en el país, la pone bajo la mira del Capo de la droga. Marian...