Sus pies hacen ruido mientras trata de correr más rápido, para poder alcanzar a su acompañante.
Las avenidas oscuras los encubren mientras ellos se dedican simplemente a huir. Cuándo llega a la misma altura que su cómplice, le agarra de la mano, y entrelaza sus dedos, amoroso cómo suele serlo. Pero a pesar de todo el dolor que conlleva ser un joven, ellos están volando tan alto en ese momento. Porque nunca se dejarían ir, no sin antes haberle sacado todo el partido posible a lo que son juntos. Han estado buscando todas las formas posibles para que el dolor pase a un segundo plano y se vuelva irrelevante y pequeño en comparación con la felicidad que buscan. Y Eijiro cree firmemente en que la ha encontrado cuándo riendo, mira a Katsuki a los ojos, tan diferentes e iguales a la vez que los suyos.Porque Katsuki no era sólo un chico sangriento más de todos los chicos rotos que habían en aquella sombría ciudad. Era su Katsuki, su mejor amigo, su cómplice en aquel arriesgado robo, y ahora duda, si también se trata de su amante. Si acaso Katsuki elige huir a su lado, promete que lo hará tan dichoso, que no podrá ni siquiera recordar como se sentía la tristeza. Serán felices y libres, y no ve nada malo en eso.
Están buscando alguna razón coherente para tener que seguir las reglas impuestas, pero como no encuentran ninguna, siguen corriendo mientras sus dedos se mantienen juntos y entrelazados de forma cariñosa. Porque las reglas son sólo para la gente tonta, y ellos, ahora que han logrado ver algo a través de la tristeza, saben que son todo lo contrario a tontos.Cuándo llegan a su casa compartida, aún entre risas burlescas y de enamorados, se dejan caer sobre el sofá tras cerrar la puerta. Otro robo que con éxito ha salido cómo esperaban. No necesitan el dinero ni los objetos que roban urgentemente, en realidad. Pero creen que es divertido poder simplemente quitar cosas de las manos, sin ninguna oportunidad para poder recuperarlas.
Además, no roban grandes cantidades, así que, nunca es suficiente para llevarlos a juicio, y siempre se cubren bien, por lo que nadie los ha podido identificar.-No puedo creer que hagas esto, Eijiro.-Dice riendo Bakugou.
-¡Eres tú quién tuvo la idea! No me culpes a mí por simplemente seguirte el juego.-Responde Eijiro.
-¿Me seguirías el juego si te beso?
-No lo sé.-Claro que lo sabe, lo seguiría sin pensarlo dos veces.-Deberías besarme para poder saberlo.
Katsuki, lo hace tras esa última oración que pronuncia Kirishima en tono juguetón y pícaro. Se besan con pasión desenfrenada. Han esperado un buen tiempo para este momento.
-No entiendo cómo no me tienes miedo.-Susurra el rubio contra los labios ya hinchados del pelirrojo.-Todo el mundo me teme por mi carácter y mis ideas "alocadas", pero tú no. ¿Por qué?
La respuesta es simple, porque algo como la belleza de Bakugou jamás sería motivo de su miedo. Algo tan característico en ese chico, es su carácter, lo que Eijiro ve bonito en él, y eso, nunca podría asustarlo, de ninguna de las maneras. Se mantendrán juntos, con las avenidas oscuras siendo fieles y únicos testigos de su amor. Y no ven nada de malo con eso.
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One shot Bakushima
FanfictionHistorias cortas e independientes sin ninguna conexión entre ellas basadas en canciones