VII

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" El deseo de uno es egoísta ante los demás, pero tu lo quieres completar por que lo amas en verdad "

《 ♔ 》

Si Phillip describiera su vida de antes te diría que siempre es la misma rutina de esperar y tratar de escapar, pero ahora tenía alguien que le cubría la espalda y también a alguien que le contaba las historias del exterior, por primera ves en años se empezaba a sentir vivo pese a seguir encerrado en el castillo.

Volver a estar con su gran y primer amigo era increíble para el, más que nada por el echo de que no tendría que estar solo todo el tiempo y que también era de los muy pocos que lo respetaban, lo quería como un igual a decir verdad.

Disfrutaba los tiempos con el azabache pero empezaba a sentirse raro cuando estaba con el en algunos momentos, su corazón palpitaba demasiado rápido y fuerte, sus mejillas ardían al punto de ponerse algo rojas, sus nervios llegaban hacer muy notorios, sentía cierto cosquilleo en su estómago, pero todo ocurría cuando el poeta le daba cosas, notaba su mirada cuando el hablaba, le daba esos pequeños detalles, su mente también se llegaba a plagar de la cara de el.

No sabía el por qué ocurría esto, simplemente pasaba sin explicación alguna, por momentos pensó que lo embrujo, que estaba enfermo, incluso que moriría por eso.

—¿Entonces Phillip, ya sabes lo que te pasa o sigues paranoico? - Vallo solo lo miraba como este daba vueltas por todo su cuarto.

—Te juro no me hizo nada - miro al contrario - No se que sea pero lo descubriré tarde o temprano.

—Si me dices que tienes a lo mejor te puedo ayudar.

—No es para tanto hermano, solo es algo que pasa y ya.

—¿Te parece si me dices solo un poquito? - solo vio como el doncel nego.

El castaño nego a decirle algo de eso, Phillip no quería meter a su amigo en problemas por algo que ni el sabia que tenia pero dudaba que fuera un echizo del azabache, Vallo por su lado,  quería saber como estaba este a toda costa ya que parece estar perdido en varias ocasiones.

Para suerte de ambos chicos podían hablar de mil y un cosas al estar en los aposentos del doncel, deste preguntas tan extrañas como ponerse a llorar por que las serpientes no tienen brazos.

—Phillip, no puedes pegarle brazos a las serpientes, ocupan deslizarse para moverse.

—Pero yo creo que se moverán mejor con unas manitas - tomo una hoja de papel y empezó a doblarla para darle forma de su brazo - Solo les enseñamos como se usan y listo.

—Son serpientes, no tienen huesos.

—. . . ¿Le hacemos huesos?

—¡Phillip no!

El mencionado se echo a reír junto a su escudero, hacia tiempo que ninguno decía tales tonterías como si fuera un viaje en el tiempo, como su fueran otra vez niños en su mundo.

—¿Recuerdas cuando nos conocimos? - el doncel miraba a su amigo con una sonrisa.

—¿Cómo olvidarlo? Era mi primer día de practica para ser caballero - dijo orgulloso - Y llegaste corriendo y me pegaste con un banyo en la cabeza por creer que era un mounstro.

—Tenía diez añitos, no es para tanto.

—Y yo solo once, esa fue mi peor derrota.

El castaño noto la hora y decidió ir a la biblioteca para poder ver al poeta, estaba curioso por lo que le traería esta ves, ahora no sólo flores, también pequeñas cosas, pero le dijo que hoy sería algo diferente a lo demás.

𝘗𝘰𝘦𝘮𝘢𝘴 𝘥𝘦 𝘶𝘯 𝘱𝘭𝘦𝘣𝘦𝘺𝘰 / Mr.Phissa / Mpreg AU.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora