XXXIII

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" Las palabras son difíciles de decir pero fáciles de sentir, por eso estoy contigo aquí "

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Phillip caminaba por el bosque junto a German ya que necesitaban algunas cosas para poder hacer algo de desayunar y dejar un poco guardado para la comida, nunca se imagino tener más de una cosa en común con el hada.

Resulta ser que el también era de Phiwein pero este se marchó del lugar muy joven, era igual de curioso que el pero por lo menos es más cuidadoso, tiene grandes historias sobre lugares que a viajado y imaginado, podía hablar fácilmente horas con el y nunca aburrirse. También vio sus alas, eran iguales a las de una mariposa por lo que era totalmente nuevo para el.

También era la primera ves en la que habla con un adulto sobre sus gustos y demás.

—De saber que eras un príncipe te hubiéramos sacado apenas nos enteraramos de eso - río el mayor.

—¿Por? - ladeo la cabeza.

—Anarquía.

Eso le confundió pero no pregunto - Me gustaría aprender magia.

—Podría enseñarte algo.

—¿¡Enserió!?

—Sip pero no aquí, serian algunas básicas ahora y llegando al pueblo te mostraría más.

—Entonces... ¿Puedo entrar a una escuela de magia?

—Nop, solo si eres un niño ya que allí es cuando mejor se aprenden las cosas.

—Jode weon - susurro.

—Pero te puedo enseñar a cómo hacer pociones, para eso no hay edad y es mas facil que la magia.

—¿Enserió me enseñaras? - una sonrisa se formó en su rostro.

—Solo si tu quieres.

Obviamente no se negaría a una oportunidad haci, era magia al final de cuentas lo que aprendería.

El rey estaba desesperado por encontrar a su hijo, no lo encontraban deste ayer y por ende se frustrada cada ves más, le necesitaba para cerar aquel tratado de paz ya que el único requisito era que fuera un doncel el cual secuestraron.

Ningún guardia a dormido, ninguna sirvienta del castillo a parado de caminar buscándolo, sus hijos y esposa fueron encerrados en sus aposentos con guardias para protegerlos, no pensaba perder a su hijo ahora.

Las puertas fueron abiertas por un grupo de guardias.

—Majestad - hablo uno de ellos, un tanto desgastado pero a la ves firme - Ya buscamos por todo el pueblo y el príncipe Phillip no está señor.

—¡Sigan buscando! - ordenó - ¡No me importa si tienen que entrar a las casas lo tienen que encontrar!

—Señor, no podemos hacer e-

—Ya dije que no me importa lo que hagan... lo quiero devuelta.

—Pero la gente fácilmente nos impedirá la entrada a la morada... Es su propiedad y si lo hacemos romperlos una de las reglas que avía impuesto su padre...

—¡Quién les niege la entrada lo matan! ¡Así de fácil! - grito - ¡Dejaran los cadáveres en el centro del lugar como una jodida advertencia para los otros!

—Señor, hay niños entre esas personas como nuestras familias...

—No me importa de quien se trate, los matan.

Los guardias se miraron entre sí para después tiraran sus espadas y se quitaran todos los cascos de batalla.

—¿Qué significa esto capitán?

—Significa que renunciamos Señor, no pensamos hacer nada de eso a nuestra gente y menos a nuestras familias... si nos disculpa, nos retiramos.

—¡Vuelvan aquí en este mismo instante bastardos!

Ninguno dio la vuelta y solo se marcharon, tanta fue su rabia que tomó una de las espadas y la estrelló contra una pared clabandola, estaba convencido de que algún demonio lo hizo por una rabieta de no tener cuernos o por simplemente joderle la vida con su pobre hijo.

Escucho pasos del consejero, antes de que pudiera siquiera hablar fue interrumpido por el rey.

—Aumenta todos los impuestos... Aumenta el trabajo de todo mundo en este pueblo... y traigan a cada jodido demonio en el pueblo... ellos pagaran.

Phillip estaba apagando la fogata con ka cual hicieron el desayuno, nunca se vio acampando con rebeldes pero le emocionó ya que también comia acampando abierto por primera ves haci que no había quejas.

Constantemente miro al poeta el cual se le veía cansado pues se estaba durmiendo mientras comía, también que se tapaba con la capa por el frío que tenía.

—Niño mejor ve a descansar - hablo el humano - Nosotros nos encargamos del resto - miro al doncel - ¿Lo ayudas a subir?

—Claro - se acerco al poeta.

Apenas subieron la carroza avanzo, bolillo estaba en el otro asiento dormido por lo que ellos se recostaron el el otro juntos, a lo que el poeta uso su capa coml una almohada regulando un poco su respiración por el frío que sentía en su piel.

—Espero no te vallas a enfermar weon.

—Solo tengo frío, es todo - lo abrazo.

—Y sueño ¿no? - le quito el sombrero.

Asintió levemente - ¿Estubiste con German hoy no?

—Si, conseguimos la leña para la fogata y ya, también algunas bayas del lugar.

—Ya veo... ¿me cuentas más?

—Por ahora tu duerme, lo necesitas.

Solo escucho una pequeña queja del demonio para que después pasara a besarle en los labios, se negaría pero le gustaba y más por que escucho que el otro empezaba a ronronear, abrazandolo por la nuca y el poeta por las caderas, poco a poco sus besos fueron a sus mejillas lo cual lo hizo reír por que sentía la respiración del otro en sus orejas pero sintió un pequeño escalofrío cuando beso su cuello, ese beso era un tanto profundo y mentiría si decía que no le gustaba.

No fue uno, fueron varios por lo que este se reía bajo por las cosquillas que podía causar pero a poco pasaron a sus piros bajos, uno fue extraño, justo sintió los colmillos del otro serca de su piel, como si le fuera a morder pero no lo hizo.

En cuanto termino de besarle se acomodó serca de su cuello para dormir.

—'Eso fue extraño' - pensó - 'Pero me gusto... no... me encanto'.

Miro al poeta el cual ya dormía plácidamente por lo que decidió acariciar su cabeza con cuidado y susurrar - Descansa cariño.

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No hay frutifantastico hasta el final, ¿les parece?

𝘗𝘰𝘦𝘮𝘢𝘴 𝘥𝘦 𝘶𝘯 𝘱𝘭𝘦𝘣𝘦𝘺𝘰 / Mr.Phissa / Mpreg AU.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora