XXIX

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" La muerte y el tiempo van de la mano, puede ser lento pero no es un juego "

《 ♔ 》

El rey caminaba por los pasillos del palacio junto a sus guardias hacia el jardín donde lo esperaban los otros reyes, tenía que mantener la cama ya que sabía perfectamente que un matrimonio tiene que ser tomado con seriedad.

Apenas llegar se encontro con los reyes del otro reino sentados esperándolos para tomar el té y platicar del asunto, un hombre de alta altura con cabello corto y de color negro, ojos azules como el cielo y piel clara, a su lado una mujer de cabello oscuro hasta la cintura peinado en una hermosa trensa, sus ojos eran blancos y am igual que su acompañante tenía piel blanca. Es fácil llegar para ellos por qué tienen magos en su reino, lamentablemente en el suyo no hay y por ende debe usar barcos para trasladarse.

Primero se pusieron un poco al día con las cosas que habían pasado en sus reinos durante el último tiempo, por muy obvias razones omitió los casos de los demonios castigados y la desaparición de su hijo.

—Entonces, ¿como a estado sus hijos? Eret y Javier - hablo directo.

—Javier es todo un vinagre como su abuelo, no por nada sus amigos le dicen vinagrito o trollino.

—Eret ha crecido mucho y es muy determinado ahora, ya casi alcanza a su padre - río bajo.

—Son buenas personas, Javier junto a su mujer y Eret dentro de seis meses cumplira los dieciocho.

Savia que la edad legal para ser casado en ese reino era apartir de esa edad lo cual sería perfecto para el.

—Ya veo, me alegra muchísimo a decir verdad que las cosas vayan bien... ¿pero han pensado en la propuesta de la otra ves?

Los reyes se miraron mutuamente para luego ver al otro - En la propuesta de matrimonio, mi hijo Felipe ya cumplió los dieciocho hace poco y estuve pensando en la propuesta que dieron la última ves que nos vimos.

—Lo había olvidado - susurro la mujer con algo de confusión.

—¿Que es lo que pasa con eso Ronald? - tomo la palabra el hombre.

—A lo que quiero llegar es que propongo que mi hijo se case con el suyo - sonrió bajo - Sería algo para el bien de ambos y realmente me parece que su hijo es un caballero.

El par se miro de reojo con algo de nervios ya que ninguno recordaba del todo bien aquella propuesta, tenía sentido ya que estaban algo borrachos.

—Aunque seria bueno, me temo que rechazaremos la oferta.

Eso no se lo esperaba, se esperaba una platica sobre lo que podía pasar pero no ser rechazado de tal forma.

—¿Hay... alguna razón Steve? - realmente quería respuestas.

—Lo que quiero es un no, no vamos a obligar a nuestro hijo a que se case cuando ya tiene a alguien más.

—¿Cual es el príncipe afortunado? - ladeo la cabeza un poco.

—Ninguno, es un plebeyo del reino de Mexicli.

—¿Lo dicen enserió? - eso le jodia los planes.

—Si, nuestro hijo enserió está enamorado de ese doncel - río la mujer - No para de mandar cartas sobre ese chico que le roba el aliento cada ves más.

—¿Les parece bien eso? ¿Un hijo proveniente de un simple plebeyo? De allí solo saldrían bastardos.

Se dio cuenta de que no fueron las mejores palabras, pues el hombre antes de ser rey era un plebeyo como el resto.

—Para tu información, no nos importa con quienes se casen nuestros hijos... - tomo la palabra la mujer - Mientras ellos estén bien y en felicidad es más que suficiente para nosotros, además, yo creo que tienes asuntos que arreglar con tu mujer por que aquí no está.

—Maria tranquila - susurro su esposo.

—Tienes razón... una disculpa por eso.

—No te preocupes - hablo el soberano de ese pueblo - Yo soy quien se tiene que disculpar... no devi haber haber dicho eso.

Siguieron hablando pero de otro tema, el rey tenía que encontrar alguna otra alternativa para que su hijo tuviera poder al igual que el.

♡ ♣︎ ♡

El doncel se encontraba en su cuarto tratando de cerrar la puerta, no quería meter en problemas al poeta después de lo que vio que es capaz el rey y por ende se encerró, todavía seguía pensando en lo ocurrido.

Sabía que su abuelo fue asesinado por un demonio, pero era de otro pueblo del continente y su padre era consiente de ello pero nunca pensó que guardaría rencor a todo demonio, en el pueblo son de la clase de cultivo y no de peleas, no tenía sentido para el.

No podía arriesgar a Missa a tal tortura, el no tenía cuernos y si su padre lo descubre sería su fin tanto para el como para el poeta.

—Creo que ya esta... haci no entrará - hablo para si mismo.

—Muy buen nudo Alteza.

—Muchas gracias. . .

Al voltear estaba el poeta justo en el ventanal con una sonrisa dulce y hacia una reverencia, se maldecía por dentro por haber olvidado esa parte. Apenas el poeta puso un pie dentro del cuarto es doncel retrocedió.

—¡No te acerques!

—¿Hay alguna razón? - dio otro paso, corto, pero dio otro.

—¡Eso no es! - se alejo más.

—¿Entonces no hay problema?

—¡No-Digo si hay problema y no quiero que tu estes en el!

El azabache se detuvo y miro atento al castaño - ¿Qué problema alteza?

—M-mi padre te matará si descubre que eres un demonio, te torturara hasta dejarte casi muerto... no quiero que eso te pa-

—No sería la primera ves que tratan de hacerlo, créame.

Esas palabras tanto sorprendieron como asustaron al doncel - ¿No sería la primera ves?... ¿Qué quieres decir con eso?

El azabache se asusto un poco pero tomo alimento, se sentó en la orilla de la cama mientras se quitaba su sombrero, a su lado se sentó el doncel con timidez de que alguien los vea.

—¿Recuerdas cuando me preguntaste por mis cuernos? - el otro asintió - Pues hoy te daré la respuesta.

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¿Ustedes quieren también la respuesta?

𝘗𝘰𝘦𝘮𝘢𝘴 𝘥𝘦 𝘶𝘯 𝘱𝘭𝘦𝘣𝘦𝘺𝘰 / Mr.Phissa / Mpreg AU.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora