" El deseo de ser aceptado por tu familia pasa, por que en tu hogar nunca hará falta "
《 ♔ 》
El sol apenas salía por aquel cuarto de gran tamaño, apenas abrir sus ojos miro el techo del lugar, dio un suspiro corto para estirarse y levantarse, vio su armario donde estaban sus prendas básicas a lo que se vistió con paciencia. Al buscar por su cuarto no encontró su escoba y trapeador, menos su cubeta lo cual le extraño un poco a lo que pensó que las sirvientas lo tomaron.
Salió del cuarto con cautela y tomó las cosas necesarias para limpiar su cuarto, no era molestia para el tener que limpiar sus aposentos pero ahora estaba acostumbrado a escuchar la voz del poeta tararear una melodía que realmente era algo pegadiza una vez que la escuchas dos veces. Sin darse cuenta, empezaba a tararear la misma melodía mientras recogía todo.
Lo que empezó como un simple tarareo se convirtió en un pequeño baile parecido a un vals junto a su imaginación volar, imaginación que le mostraba a él junto al poeta bailando con tranquilidad, escuchando su voz tararear esa melodía, haci fue hasta que terminó de limpiar pero lo único que pato fue sus acciones, su imaginación seguía en marcha.
—'Me pregunto que es lo que haces ahora' - pensó - 'Yo digo que seguiríamos durmiendo' - río suavemente.
—¿Que es lo que esta haciendo Alteza? - se escucho una voz.
Al voltear se topó con un pequeño grupo de cuatro sirvientas, miro a su alrededor y no estaba nadie de su familia más que el.
—No esta ninguno de ellos... creo que se equivocaron de cuarto.
—Príncipe Felipe, no sabía que tenía ese humor pero estaría agradecida que me respondiera mi pregunta.
Tanta cortesía de las sirvientas lo incómodo de pies a cabeza, eso era vastante extraño ya que recuerda perfectamente que estas siempre le decían que limpiara su pieza y ya, si acaso le prestaban la escoba y trapeador.
—Estoy limpiando - alzó el trapeador un poco.
—Usted no tiene que preocuparse por eso, nosotras no haremos.
Apenas dieron un paso el dio dos hacia atrás con rapidez.
—No hace falta, de todos modos ya termine de limpiar - estaba confundido - Ya se pueden ir.
—Pero majestad, no está bien vestido aún - dijo una de las chicas.
Miro su ropa, el no le veía nada de malo, al contrario de lo que ellas pensaban a él le gustaba ya que era simple.
Apenas iba a hablar pero fue empujado para su cuarto nuevamente donde a la fuerza las mujeres le dieron otros ropajes, más acordes a la realeza.
Seguía teniendo esa camisa blanca pero ahora con un chaleco café claro por encima y pantalón de color negro al igual que sus zapatos, se nego a cortar su cabello a lo que las chicas tuvieron que aceptar, acomodando una corona de plata con gemas naranjas, ahora se sentía incómodo llevar eso en la cabeza.
—¿Ya puedo irme? - miro a las sirvientas.
—Por supuesto majestad - hicieron esa reverencia ante el.
Salió prácticamente corriendo del cuarto para cuando estubiera lo suficiente lejos soltar un gruñido de enfado, no era un bebé como para que lo vistieran.
Caminaba por los pasillos a la cocina ya que tendría que cocinarse algo para comer ya que tenia hambre, ahora si estaba en calma y ya sabía lo que tenía que hacer después, encerrarse en su cuarto hasta el amanecer y tener que escabullirse lo mejor posible a la biblioteca.
Apenas llegar a la cocina se aseguro de que hubiera lo que necesitaba, solo comería un poco de pan con café, realmente no tenía demasiada hambre como para comer todo un banquete, de solo pensar eso se río, no recuerda primera ves que comió en un banquete, nisiquiera comió en uno.
—Príncipe Felipe ¿que esta haciendo? - se hacerco una cocinera.
—Emmm - señaló el plato - Sirviendo mi desayuno.
—No tiene que hacer eso, su familia lo espera en el comedor para comer - sonrió - Veo que no le dijeron.
Tenía razón, contra apenas desayunaba con sus hermanos si no se encierra en su cuarto, respiro profundo y se dirijio al comedor con lentitud, realmente las cosas cambiaron demasiado y eso no lo esperaba ya.
Ese deseo de la niñes se desvaneció con el tiempo, ahora quería explorar más allá de su pueblo junto a la persona que le dio el cariño que siempre quiso, incluso más, respetandolo, protegiéndolo, cuidándolo, amandolo, esa libertad la obtuvo gracias a el y quiere estar con el.
Con un simple plebeyo.
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Que pedo, ¿beso en casa del suegro o no?
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𝘗𝘰𝘦𝘮𝘢𝘴 𝘥𝘦 𝘶𝘯 𝘱𝘭𝘦𝘣𝘦𝘺𝘰 / Mr.Phissa / Mpreg AU.
FantasiaFelipe, conocido como Phillip es un joven doncel y el segundo hijo de la familia real del reino de Phiwerin, en uno de sus varios intentos de escapar de su hogar llega a la biblioteca del palacio, lo cual hizo que la curiosidad le ganará y empezará...