XX

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El festival ya había llegado, la noche era iluminada por las linternas de un hermoso amarillo, pero quien estaba más que feliz era el doncel, esa noche después de la campanada de las doce cumpliría dieciocho años y también es la primera ves que lo festejaba, se sentía feliz.

Tiempo aquel, viendo a la distancia.

Recordaba los momentos donde el solo pintaba solo en su habitación el como seria estar entre la gente, como seria convivir con ellos, pero ahora es una realidad, una realidad que le encantaba.

Tiempo fue viendo al interior.

Siempre que era sacado de su burbuja por la realidad de estar encarcelado en su propia habitación, su esperanza era menor pero se aferraba, queriendo cumplir su sueño.

Pero ni el se sentía capaz de cumplirlo ya que siempre era reprimido pero ya no lo es más.

Tiempo que no me imaginaba
lo que me perdí.

Deste el instante en el que dio un pie fuera de la casa del poeta se percato de que nada era como lo llegó a imaginar, era mucho más, la alegría se percibía en todo lado y con ello fue una sorpresa.

-Majestad - susurro el azabache - ¿Quiere ver algo? - le extendió la mano.

-Claro - tomo su mano.

El poeta lo guiaba con cuidado a un lugar, para ser exactos, al techo se su propio hogar y en un inicio extraño al castaño pero luego empezaron a flotar lámparas de tela, alzándose por el cielo oscuro.

Y hoy aquí, viendo las estrellas.

Apenas se alzaban pero el se emociono por ello, tratando de que todas se alzaran para que no quedara ninguna y eso también lo hacía el azabache a su lado.

Y hoy aquí, todo es claridad.

Era hermoso ante sus ojos, el como las linternas parecían querer mezclarse entre las estrellas para iluminar el cielo nocturno, un arte para el, pero se dio cuenta de algo.

Desde aquí, ya puedo ver,
es donde debo estar.

Su deseo de libertad ta no era un sueño, ya era libre en realidad, era libre de ir a donde el quiera, ya no sentía estar de lado de los demás o estar debajo de ellos ya que se sentía como uno más.

Sintió las manos del contrario rozar sus mejillas para alzar su vista y verlas brillar en el cielo.

Y la luz encuentro al fin.
Se aclaro aquella niebla.

Sus ojos se iluminaron ante las linternas ya flotantes, las más altas parecían estar tan alto, pero tan alto que pensó que eran estrellas mientras que algunas se mantenían cerca del suelo tratando de volar y la gente se apoyaba para que estas se alzaran.

Y la luz encuentro al fin.
Ahora el cielo es azul.

El cielo que antes era negro ahora tenía el brillo del fuego que lo aparentaba de un azul oscuro pero llamativo, vivo.

Es real brillando haci.
Ya cambio la vida entera.

Era algo que de lejos solo se veía como una pequeña luz que nunca pensó que iluminaria tanto al pueblo y una fe con confianza entre todos. Cambio su vida por completo la experiencia.

𝘗𝘰𝘦𝘮𝘢𝘴 𝘥𝘦 𝘶𝘯 𝘱𝘭𝘦𝘣𝘦𝘺𝘰 / Mr.Phissa / Mpreg AU.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora