XXIV

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" Los errores no son fáciles de aceptar, todo lo que inicia tiene que terminar, pocos lo pueden aceptar, muchos no piensan en realidad. "

《 ♔ 》

El par se dirijia al castillo con cautela de no ser vistos, pues el de orejas puntiagudas no quería meter en problemas al enmascarado por lo que se tuvieron que infiltrar al palacio, poco a poco se fueron hacercando, Phillip se sentía nervioso por volver ya que recordaba de pies a cabeza lo acontecido con su padre.

Su corazón palpitaba con fuerza por los nervios y en su cabeza sonaba el tic tac de un reloj, ese recuerdo pasar una y otra ves para atormentarlo, el como salio del palacio, el sonido de los caballos y gritos de los guardias en su casería, el miedo y dolor de ese momento, todo era un mal recuerdo y en el peor momento.

Llegaron justo donde eran los aposentos del chico, se hagarro con firmeza al poeta para see cargado y elevado para entrar por la ventana para no llamar tanto la atención.

Al ver su cuarto se sintió vacío, estaba casi igual, un lugar blanco y sin vida alguna de color más allá de los detalles dorados que havia de decoración, sus pinturas acomodadas sin más y su cama arreglada, quitándose los zapatos, se metió un cuidado para sentir nuevamente esa fría sensación de soledad.

—Es extraño volver - susurro.

—Alteza, ¿Seguro de que se quiere quedar aquí toda una semana? - estaba sentado justo en la ventana.

—Tengo que hacerlo por lo menos... si te descubren no me quiero ni imaginar lo que te haría el rey.

—No hay nada que me pueda hacer el, literalmente esta demasiado lejos de descubrinos y no creo que pueda hacerle algo ya que es mayor de edad - sonrió.

Phillip se dio la vuelta y le sonrió devuelta, era verdad ya que fue su propia regla, se acerco nuevamente al poeta para abrazarlo.

—Gracias Missa.

—No hay de que alteza - le correspondió el gesto.

Se mantuvieron haci un momento, sintió un cosquilleo por la cola del otro enrroscarse en su cuerpo, pasar sus manos al rostro ajeno para verle a los ojos, quería besarle pero no sabía como decirle y al parecer el otro tampoco sabía.

Pero de un momento a otro se juntaron sus labios en un beso que pasar a ser algo brusco a uno cariñoso, ambos sonriendo aún con sus labios unidos, apenas separarse soltaron pequeñas risitas.

—Eres un loco Miss - hablo el castaño.

—Un loco por tu amor, por que te robaste mi corazón, por ti daría mi vida entera, para ver tu sonrisa mañanera.

Lo tomo por sorpresa, sintiendo su rostro arder y sus orejas caer, algo que le hizo gracia al poeta quien intentaba no reír a lo que el doncel se dio cuenta, tratando de hacerlo reír con cosquillas y cuando escucho las risas del otro paro para verlo un momento, una sonrisa se marcaba en su rostro junto a sus mejillas rojas, extrañaría verlo todo el tiempo pero sabía que sería como antes.

—¿Mañana al atardecer?

—Mañana al atardecer alteza.

Antes de que se fuera, del mentón al castaño para darle un pequeño beso en los labios.

—Descansa bien cariño... - le quito la coleta.

Sin más, se marchó del lugar entre las sombras para no ser visto y aún haci Phillip lo veía irse deste lo alto, suspirando mientras jugaba con su pelo desatado, todavía no sabía el nombre de ese sentimiento pero era increíble para el.

Pasos se empezaron a escuchar de fondo a lo que se alertó y para cuando volteo el cuarto fue interrumpido por un grupo de guardias que lo apuntaron con las armas.

—'Listo, ya me morí' - pensó.

—¡Majestad! - se arrodillaron frete a él - Lamentamos entrar de esa manera, discúlpenos.

Miro por la habitación, no estaban sus hermanos, tampoco su madre, mucho menos su padre, estaba demasiado confundido por ello.

—Pero aquí no hay nadie de ellos...

Seguían arrodillados y sus miradas bajas, empezando a sentirse incómodo ante ello a lo que pensó que no podría empeorar.

Pobre doncel.

En poco tiempo el rey interrumpió su cuarto, se le veía alterado, unas pocas ojeras y sorprendido. Ante la presencia del rey el doncel se alteró, empezando a estar nervioso, ¿Morirá? Si ¿Descansará en paz? Puede ser.

—Majestad - se inclino ante su "padre".

En poco tiempo fue abrazado por el mismo rey.

—Hay hijo - hablo - Me alegra de que estés aquí... de que volvieras...

No se sentía feliz por que su padre lo abrazara y le llamara hijo como siempre quiso, ahora se sentía incómodo, se sentía demasiado incómodo como para devolver tal gesto que siempre anhelo y ahora ya no.

—Emmm... si - aparto al rey - Tengo algo de sueño a decir verdad alteza y me preguntaba si me dejaría dormir aqu-

—No se diga más - chasqueo los dedos y los guardias se levantaron - Déjenlo dormir, sigan patrullando.

—A la orden Majestad - sin más se retiraron dejando el cuarto solos al par de castaños.

El doncel trago en seco, no miraba al mayor por el mismo echo de que nunca se le permitió como tal verlo, ahora respetando esa regla.

—Majestad, lamento el inconveniente co-

El rey empezó a despeinarlo con su mano mientras soltaba una risa.

—No tienes de que preocuparte ahora Felipe - le dio unas palmadas en la espalda - Descansa bien hijo.

Y se fue del cuarto dejando al doncel más confundido que nunca. ¿Qué acaba de pasar?

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𝘗𝘰𝘦𝘮𝘢𝘴 𝘥𝘦 𝘶𝘯 𝘱𝘭𝘦𝘣𝘦𝘺𝘰 / Mr.Phissa / Mpreg AU.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora