" vivir no es estar preso, es expresar lo que siento "
《 ♔ 》
Phillip repasaba en su cabeza lo dicho por el azabache, realmente quería ir a otro lado y conocer más allá pero tampoco quería dejar todo de lado de un momento a otro por su "responsabilidades" en el castillo, ser el prisionero del lugar parecía serlo.
¿Por que su padre no lo echa? Si tantos problemas le trae ¿Por qué no lo aparto de su vida? ¿Por qué no lo mato, vendió, o algo más que encerrarlo? Ni el tenía la respuesta ante su misma pregunta.
Su imaginación empezó a crear un escenario donde su padre sonreía ante los demás y con el, su madre más cariñosa y orgullosa de lo que hace, sus hermanos más cercanos a él, incluso teniendo poder sobre la gente del castillo, todo eso con el si no tuviera esa marca de corazón en su cuello y su extraño cuerpo que llego a aterrar a su familia en su momento.
Realmente se odiaba por ese cuerpo.
—Perece que hoy no estás de humor.
Phillip se paro de su cama solo para ver al azabache parado en la puerta del cuarto, y como era su costumbre, una reverencia y decir "majestad" esa palabra que le hacia ya cierta gracia en el.
—¿Que haces aquí? - no lo había escuchado entrar, ni la puerta abrirse.
—No llegabas y me empecé a preocupar por ti - se acerco al castaño para pasar su pulgar por la mejilla de este - ¿Que fue lo que pasó?
—¿A que te refieres? - no entendía, ese sentimiento empezó a sonar dentro de él.
—Estas llorando, ¿Paso algo malo?
En ese momento el doncel se dio cuenta, estaba llorando a mares pero no sabía deste cuándo.
—No lo se - fue lo único qué dijo antes de sentarse en la cama.
—Si lo sabes - se arrodilló ante el doncel - No es tan difícil saber por qué pero solo no se si sea por ello.
—No se a que te refieres, nisiquiera debes estar aquí.
—Lo se... No debería estar aquí pero me importa una mierda lo demás, lo que me importa eres tú, por eso es que estoy aquí, para saber como estás.
—Y-yo estoy bastante bien, no tiene-
—No estas bien y lo sabes.
El silencio se hizo presente, era tensión para ambos en ese preciso momento, aunque el doncel dejara de llorar sus ojos seguían en ese puto de romper en llanto con el más mínimo esfuerzo de hablar, de decir sus tormentos pero para el era como sangrar frente a tiburones hambrientos.
Missa tomó las manos frías del príncipe y bajo su mirada para mo verle.
—No te obligare a decir algo que no quieres y mucho menos a mí si no estas listo... pero quiero que sepas que no importara el día más acalorado o la noche más helada, estaré siempre a tu servicio y a tu lado para cuando me necesites.
—¿Por qué?
Missa alzó su mirada ante la voz del castaño, estaba rota como un cristal, sus ojos eran decorados por limes de lágrimas apunto de salir como una catarada y su mirada era tan dolorosa de ver en ese pequeño momento se dio cuanta de lo roto que estaba el alma del doncel.
—¿Por qué eres haci conmigo? - continuo - ¿Por qué eres tan respetuoso? ¿Tan amable? ¿Tan... tan considerado? Te debería dar asco como a todos aquí, solo soy un estorbo aquí... ¿Por qué eres haci conmigo?
Las lágrimas apenas podían ser retenidas, sus manos temblaban y su voz se quebraba con cada palabra dicha, no lo merecía, no merecía ser tratado haci por nadie ante su propia vista.
Y sin previo aviso fue arropado por los brazos del poeta, un abrazo tan suave pero reconfortante, mirando la máscara de este en el suelo al igual que su sombrero.
—Por qué eres una persona que merece ser tratado como lo que eres y no por lo que eres - susurro a su oído.
Esas palabras hicieron un shock en el castaño, empezaba a salir pequeñas lágrimas de sus ojos y su respiración a desigualar, no sabía lo que sentí ahora, ¿Era algo malo?
—Ya has tenido demaciado dolor aquí... no mereces estar aquí... no mereces ser tratado haci... mereces sentir todo, dolor, ira, tristeza, amor, alegría,... Mereces vivir...
El doncel paso se aferro a la espalda del contrario y dejaba derramar sus sentimientos en miles de lagrimas que no podia parar ni quería hacerlo, ocultaba su rostro en el cuerpo del azabache para sentirse seguro, para sentirse mejor por un momento tan frágil para el.
Solo escuchaba la vos del poeta tararear una melodía dulce, solo con eso se empezó a calmar, su manos que acariciaban su cabello con cuidado y la otra acariciando su espalda, concentrando toda su atención en esa melodía que parecía angelical en ese momento, como si unas alas lo cubrireran, un calor qye empezaba a invadir su desolado corazón dando confort y tranquilidad a su ser por aquel demonio.
Un demonio que tenía el alma de un ángel.
Missa se dio cuenta cuando el doncel quedó dormido en sus brazos, abrazandolo aún lo acurrucó y acomodó su cabello con sumo cuidado, como su fuera un petalo de una flor para pasar a acariciar la suave piel humedecida por lágrimas de tormento y desesperación dentro de él
Lo alzo y lo recostó en la cama de este, lo arropo y beso su frente con demaciado cuidado de no despertarlo.
—Estaré aquí para ti... lo prometo.
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𝘗𝘰𝘦𝘮𝘢𝘴 𝘥𝘦 𝘶𝘯 𝘱𝘭𝘦𝘣𝘦𝘺𝘰 / Mr.Phissa / Mpreg AU.
FantasyFelipe, conocido como Phillip es un joven doncel y el segundo hijo de la familia real del reino de Phiwerin, en uno de sus varios intentos de escapar de su hogar llega a la biblioteca del palacio, lo cual hizo que la curiosidad le ganará y empezará...