VI

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"Pequeñas frases son, pero son de corazón."

《 ♔ 》

Los días pasaban en el lugar, Phillip cada atardecer se iba a la biblioteca para hablar con Missa el cual siempre que el doncel se marchaba le entregaba un poema junto a un pequeño regalo, flores de todo tipo, color, olor, tamaño, forma, etc.

El guardia personal del doncel se había percatado de esos detalles lo cual le extrañaban, aprovecho la oportunidad de enfrentarlo mientras paseaban por los pasillos.

—Phillip, no es por ser metiche ni nada de eso - aclaro - ¿Pero de donde sacas tantas cosas?

—De un lugar - contesto sin más.

—¿Pero de donde?

—Eso es un secreto mi querido amigo - apresuró su pasó.

—Es del weon raro de la biblioteca ¿verdad?

—No es raro - le dio una palmada en la cabeza - Solo hace su trabajo, es todo.

—Lo sabía, te estás viendo con ese anciano.

—Apenas es dos años mayor que yo, no exageres - siguió con su camino.

—¿Lo esta defendiendo? - se dijo para si mismo.

Se apresuró un poco para quedar al lado del castaño el cual tenia sus mejillas de un leve rosado lo que llamo la atención del escudero.

—Weon, si tu padre se entera te encerrara por la eternidad - Vallo trato de razonar.

—El no tiene que enterarse de nada.

—¿No enterarme de que cosa? - estaba frente a los otros.

El par se detuvo en cuando escucharon la voz del soberano del pueblo, haber visto a la muerte hubiera sido mejor.

—De... - miro a su escudero en búsqueda de ayuda pero este se nego - De que tengo un dolor de... de cabeza, es todo.

—¿Si tanto te duele que haces por aquí?

—A la cocina - Vallo hablo - Íbamos a la cocina pero nos hacía falta un paño para ponerle al príncipe.

El rey miró de pies a cabeza a su hijo el cual parecía estar tranquilo pero por dentro este moría de miedo a más no poder por el mismo echo de estar frente a frente a su padre.

—Bien, no tengo tiempo para esto de todas formas - tomo nuevamente su compostura - Tengo que ir con Javier por sus estudios, cuídalo bien.

—Si majestad - se inclino ante el rey.

—Felipe.

—¿Si padre?

—Majestad, es majestad - remarcó en el último - No molestes a los demás, a tu habitación después de esto, ¿Quedo claro?

—Si majestad.

Este dio media vuelta para irse no sin antes ver de reojo al castaño el mostraba tristeza en el, sus ojos a punto de soltar lágrimas y su nariz enrojecia de a poco, solo el echo de ser ignorado de esa manera le hizo sentir de esa manera, el mayor quiso dar marcha atrás y darle un abrazo a su hijo para recorfortar ese lazo casi nulo, inexistente a ojos de los demas, pero sabía que tenía que mantenerse firme ante todo, ese era su papel como rey.

Phillip soñó dio vuelta y se marchó junto al caballero, el camino fue silencioso hasta estar lo suficientemente lejos del resto que el escudero decidió hablar.

—Esta bien, no dire ni una sola palabra - miro al doncel - Pero me tendrás informado si llega a querer hacerte algo.

—¿Enserió? - al ver como el caballero asentía sonrió - Gracias Vallo, ya veré una manera de pagarte.

—Con que estés feliz y seguro me basta.

Phillip ahora tenía una sonrisa y confianza en el, tenía el apoyo de un amigo para poder ver a la persona que le logró más que impresionar, le logro interesar en su totalidad.

El tiempo paso hasta el atardecer que fue la señal del castaño para salir de sus aposentos y ir a la biblioteca para ver al azabache, esta ves su amigo hiba con el, Vallo se quedó fuera de la biblioteca por que era una zona que la realeza solo tenia permitido entrar.

Con todo sentido buscaba al azabache para que no le sacara un susto... cosa que no le salió.

—Eres malo buscando - resonó la voz del azabache.

—¿Por qué siempre me tenes que asustar? - tocaba su pecho para calmar su corazón.

—Majestad - hizo una reverencia como siempre - Es una entrada maestra a mi parecer.

—¿Esta ves qué flor trajiste? - intentaba ver que escondia esta ves el peli-negro.

—Es algo diferente esta ves - al ver que tenia la atención del castaño siguió - Recuerdo que me dijiste que jamás habías probado el chocolate y nunca conocí a alguien que no lo probará.

—Entonces soy el primero - se río de si mismo.

—No por mucho - murmuró - Extiende tus manos y cierra bien tus ojos.

El castaño hizo a lo dicho, sintió algo posar sobre sus palmas a lo cual tomó y le extraño, ¿Papel duro?

—Ya puedes abir los ojos - se escucho una pequeña risa del mayor.

En cuánto abrió sus ojos se topo con un papel que parecía envolver algo, este solo decía "Óbolo" en la parte de arriba, decidió ver que havia dentro, era una tablilla de chocolate.

—¿Es... chocolate? - miro con una pequeña sonrisa al contrario.

—Haci es, completamente para ti, haci que es mejor que te lo comas de una ves antes de que venga un mounstro come chocolate a devorarlo.

Phillip y Missa rieron por lo dicho y sin más el castaño probó un poco de la tablilla del dulce, el sabor entre amargo y dulce junto a él echo de sentir ese sabor marcado en su boca deleitó en paladar del chico.

—Es mejor de lo que dicen~

—Sabía que te gustaría.

El castaño comia la pieza de chocolate con toda la calma mientras que el otro le prestaba atención para tomar nota de que sería mejor traer.

—¿No tienes un poema para hoy? - miro atento al azabache.

—No hay nada que decir si quieres oir, solo que es un día más de los que hay, solo verte a ti feliz y sonreír, es mucho más de lo podía esperar.

Phillip empezó sentirse extraño de un momento a otro, sus mejillas ardían y su corazón latia con fuerza, sintiendo timidez pero felicidad a la ves, ¿Qué le pasaba?

《 ♔ 》

Gente, no sean lectores fantasmas porfa, realmente me gustaría su opinión de la historia ya sea con un comentario o con un boto, no importa cual.

𝘗𝘰𝘦𝘮𝘢𝘴 𝘥𝘦 𝘶𝘯 𝘱𝘭𝘦𝘣𝘦𝘺𝘰 / Mr.Phissa / Mpreg AU.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora