37 -Ni se te ocurra ni pensarlo - Parte 1

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Holi!

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Luisita POV

Esos dos días pasaron más lento de lo que deseaba, las cosas con Sebastián no tenían punto de retorno discutiamos desde el amanecer hasta el anochecer, que si las cosas del bistró, que por qué no dedicaba más tiempo a Iván, y lo cierto es que no habíamos pasado tiempo en familia. Por el contrario habíamos hecho un pacto no verbalizado y cada uno pasaba tiempo con Iván pero no juntos, ayer tuvimos una comida familiar en casa de María y fingimos que todo estaba bien, no quería preocupar a nadie con nuestros problemas. Aunque no se yo si mi hermana se ha tragado el cuento por que no dejaba de mirarnos. Mi madre era otra que me llegó a incomodar con el tema de tener otro hijo para que Iván tenga un hermanito o hermanita. Sinceramente no se me ha pasado esa idea por la cabeza, nunca, y no estoy ahora con ánimos de comerme la cabeza con ese tema. Mi matrimonio esta a punto de romperse si es que no se ha roto, sin embargo no sé si podré hacerlo alguna vez siempre me entra mucho miedo de lo que puede lastimar a Iván y al fin y al cabo, Sebastián nunca ha sido un mal chico y siempre me ha tratado bien mucho mejor de lo que en la vida me habían tratado otros chicos que solo me cosificaban o me utilizaban. Simplemente que me resignarí a vivir monótonamente sin pasión, sin ese sentimiento que se supone que debes sentir que no sé si lo siento por Amelia o simplemente es la necesidad de salir de mi vida lineal. Tengo un cacao en la cabeza que ni yo me entiendo a veces. 

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El viernes había llegado y con ello el día en que vería a Amelia en el estudio, una parte de mi estaba muy emocionada por que irían actricez que siempre he admirado, estaba un poco en modo fan, y aunque no quería parecer una friki ni mucho menos, tenía la esperanza de poder sacarme alguna foto con alguna de ellas. Para mi sorpresa Amelia era amiga de muchas de ellas y yo flipaba. Ella siempre es una persona tan sociable que no dudaría en que también tuviera amigos en común con gente cercana al Rey de España. Ok quizás exagero un poco. Esta mañana había discutido con Sebastián nuevamente por mi gestión del Bistró, había propuesto en que apartir del otro mes él asumiría nuevamente el mando por que sinceramente no podía más con todo el estrés y encima las críticas constantes de él. Entendía su perfeccionismo pero es que yo no soy cheff y no quiero serlo. Por otro lado, no debo ignorar que vivir esta experiencia me ha hecho descubrir la repostería y darme cuenta que no se me da nada mal a pesar de que mi marido opine lo contrario. A mis comensales si les gusta y eso anima el corazón a cualquiera. Creo que después de lo del bistró continuaré aprendiendo más sobre respotería me ayuda a desconectar y relajarme. Sebastián ultimamente estaba con la mosca tras la oreja, entiendo que era su inseguridad de saber que me gustaba Amelia pero en serio que se pensaba que la encerraría en la trastienda y hariamos qué? No me mal interpreten pero no había nada más alejado de la realidad. El punto es que aquí estoy otra vez, haciendo cuentas de un negocio en el cual no me termino de colocar y encima no sé porqué cuando Sebastián me llamo hace cinco minutos para preguntarme cuánto me demoraba en llegar a casa le menti, y descaradamente, mis labios lanzaron la excusa que me quedaría más tiempo haciendo el inventario para tener listo el pedido para los proveedores y como era fin de semana había que aprovechar. Respiré profundamente al terminar aquella llamada sintiendome cada vez más mierda conmigo misma. 

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El taxi me dejó fuera de la casa de Amelia, eran las 6 de la tarde y aún el sol iluminaba con el típico calorcillo de tarde. Cuando ingresé se había montado una fiesta en la piscina. Modelos, asistentes, las actricez y algunos actores disfrutaban de un día de piscina de lo más normal. Al principio no sabía que hacer o qué decir, cuando llegué al otro extremo del jardín noté a Amelia sentada sobre las piernas de Sara y debo admitir que sentí un estrujo en las tripas, no sé si definirlo como celos o inseguridad o ambas pero me sentí mal, me invadió un miedo, miedo a perder Amelia. Pero también era muy consciente que no la merecía y que ella podía salir y querer a quien quisiera. Sara le susurraba cosas al oído y ella se reía, su sonrisa, es lo más precioso que he visto jamás, tiene la capacidad de recomponerte un día de mierda. Las manos de Sara estaban sobre sus hombros y le daban un masaje recorriendo su espalda desde la parte baja hasta el cuello. Amelia aún no había notado mi presencia ya que permanecía con la cabeza mirando hacía arriba pero con los ojos cerrados disfrutando aquel masaje. Sara notó mi presencia y no sé si lo hizo a propósito o fue casualidad fatalista pero se acercó a su oído derecho y le susurró algo que hizo que Amelia le diera un pequeño empujón en su pierna y se reía con aquella sonrisa que enamora. Sin darme cuenta retrocedí chocando con una de mis actricez favoritas haciendo que su bebida cayera al piso y en un intento tonto de mi parte intenté cogerlo en el aire, obviamente terminé con las manos sucias de aquel líquido dulce mezclado con alcohol. 

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