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Amelia llegaba a la comisaría después de haber pasado toda la noche intranquila por no saber lo que se iba a encontrar. La banda estaba en el ojo del huracán desde hacía mucho tiempo y cualquier error podía acabar con ella.
Un rato antes, Amelia habló con  Marina para asegurarse que el Hierro tomara todo bajo control y manipulara los documentos en los que aparecían todas las chicas como trabajadoras de dicho robo.

Llegando a la recepción preguntó por el detective Solano que se encontraba por allí esperándola en su oficina y cuando se vieron las caras Amelia tembló porque con sólo una mirada del detective ya la dejaba descubierta.

  - Buenos días Detective, cómo ya le dije ayer aquí me tiene para dar mi declaración de los hechos. - Ignacio la miraba por arriba del hombro desconfiando de ella.

  - Para serle sincero jamás creí que se atrevería a venir.

  - Ya le dije que no tenía problemas y estoy segura de lo que digo.

  - Amelia Ledesma, 28 años, nacida en  Zaragoza, hija de madre soltera, no tiene hermanos y estuvo en la cárcel por robos y tráfico de drogas. - Le leía los datos correspondientes a su ficha policial y poniéndolos encima de la mesa.

  - No estoy muy orgullosa de mi curriculum oficial pero cuando una se cría en una zona en la que solo existen drogas, alcohol y prostitución, es lo único que conoce.

  - No tiene que ser una ladrona por vivir en ese lugar. - La retaba Ignacio sin quitarle la mirada.

  - Cuando te encuentres sin nada que llevarte a la boca, sin saber por dónde tirar y con tu madre enferma, se te pasan cosas por la cabeza increíbles de imaginar. - Amelia se encontraba con un nudo en la garganta al recordar su infancia pero a la vez con el nerviosismo de que no podía cometer ningún error.

  - Como por ejemplo un robo millonario en una subasta.

  - Ya le dije que no tenía nada que ver sólo estaba trabajando esa noche. - De repente llaman a la puerta y entra el detective y amigo de Ignacio, Juan Capote con unos documentos que podían esclarecer dicha cita.

  - No conozco todavía en mis años de policía a  ninguna persona que tras salir de la cárcel no haya robado en el momento, sólo el 1% cambia.

  - Pues déjeme decirle que yo estoy en ese 1% oficial. - Le dijo ofreciéndole su mano.

  - Encima se está burlando en mis narices.

  - Piense lo que quiera señor, pero yo estoy muy tranquila con lo que digo. - Dijo Amelia sin pestañear.

  - ¿Y cómo se enteró de ese trabajo? porque hasta donde yo sé los organizadores de la subasta tenían su propia cuadrilla de camareros.

  - Un amigo del barrio me informó y viendo la falta que me hace el dinero, de momento fui a preguntar.

El detective no sabía que más preguntas hacerle para sacarle toda la información que le faltaba porque sospechaba de ella y no se creía lo que estaba escuchando pero no tenía las pruebas suficientes para culparla.
Después de varias preguntas en la que todas ellas fueron contestadas, el detective le enseñó los documentos.

  - Ignacio mira esto, aquí está la lista de todos los camareros de esa noche. - Le mostraba dicha lista haciéndola llegar a sus manos.

  El detective repasaba todos nombres de dichos camareros y sin creerse lo que se podía imaginar, allí aparecía claramente el nombre de Amelia.

  - Sorpresivamente está aquí su nombre como todas las personas que trabajaron allí esa noche. - Le mostraba los papeles a la morena que ya respiraba tranquila.

Lo que en ti veoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora