Epílogo

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Dos años después de que toda la tormenta terminara para ellas, todo este tiempo en el que las niñas sólo estaban disfrutando de su presente y escribiendo su futuro una rubia abogada y una pintora, la mejor del país hasta el momento, preparaban lo que sería el segundo año de cumpleaños de su hija Luna en el que la niñita morena de rizos y ojitos color miel, no podía negar que era una copia de su madre mientras que en el carácter se parecía más a la rubia.

Un lugar especial para ellas, el parque en el que tuvieron su primera cita, en el que reunieron a todas las personas importantes que le habían acompañado en el camino tanto de luces como de sombras en el que no todo fue bonito y tuvieron que enfrentar varias adversidades pero que en el día de hoy todo había quedado en el pasado, un pasado que a las dos marcó pero también las llevó a conocerse y aprender de los errores por los cuales hoy son mejores y se cuidan como el primer día sin que ninguna pueda estar separada de la otra.

  - Hoy es un día especial Luna, es el día más importante para mamá en el que hace dos años que llegaste a su vida y por el que he sido mejor persona cada día. - Amelia hablaba con Luna emocionada mientras que la pequeña estaba entre sus brazos haciendo pompas con la boca queriendo responderle a su mamá.

  - Eres el regalo más grande del amor que mamá ha sentido, Luna, eres mi pedacito de vida y la razón de todos mis días, que eso nunca se te olvide mi amor. - Seguía diciendo Amelia a Luna, besando su cabecita bajo la atenta mirada escondida de Luisita que se emocionaba por esas bellas palabras viendo a madre e hija mirarse con ternura mientras que ella se iba acercando poco a poco sin que ellas se dieran cuenta.

  - Ya estás grande, Luna, ya estás grande... y la abuelita Devoción no se lo va a creer cuando vayamos a visitarla...¿Quieres ir a visitarla? ¿Sí? - Preguntaba la morena a su hija mientras le ponía el cordón del zapato manteniendo una conversación sumamente interesante de la que la rubia abogada estaba muriendo de amor. - Yo sé que no me entiendes mi niña...pero te voy a prometer algo, ¿sí? Escucha a mamá... - Besó de nuevo la cabecita de su hija. - Siempre vas a poder contar conmigo, pase lo que pase...., estés triste, animada...deprimida, feliz, yo voy a estar ahí para tí...Te amo Luna. - Amelia daba varios besos a su hija acurrucandola en su pecho para sentirla más cerca y no separarse jamás.

  - Tú y tu mami son lo mejor que me ha pasado en la vida. - Terminó diciendo Amelia mirando a los ojos a Luisita que ya no podía estar más tiempo separada de ella.

  - ¡Mira quién llegó! - Luna miraba a su mami que le echaba los brazos para cogerla.

  - Ven con mami... - Luisita agarraba a Luna y se acercaba a la morena para besarla. - Te amo. - Sus ojos miel que eran su debilidad ya no miraban hacia otro lado.

  - Yo te amo más cariño mío...soy inmensamente feliz con ustedes dos y ya nada me falta, tengo la familia que siempre soñé, me enamoré de la mujer más linda de todas y la que pienso cuidar todos los días que me queden de vida. - Le dijo Amelia a Luisita acunandole la cara y acercándola a sus labios para besarla mientras que Luna miraba a sus madres embobada.

  - ¡Ah! - Amelia tapaba los ojos a Luna para que no viera nada.

  - ¿Y dónde está la señorita cumpleañera? - Preguntó Luisita haciendo cosquillas a su hija y provocando una carcajada en la niña.

  - Vamos por tu pastel, ¿Sí? - Contestó Amelia acariciando su mejilla.

Estaban todos reunidos, bajo la sombra del árbol que tantas confesiones escuchó y el que era un escape para ellas, una familia que ellas formaron sin importar el nivel de clase, estudios o formación porque al fin y al cabo lo que empezó como la historia de una chica de barrio, en el que la vida a base de pruebas enseñó a ser la mejor pintora de la que todo el mundo estaría orgullosa de tenerla a su lado, demostró que con trabajo y esfuerzo merecía llegar donde llegó, al sitio donde todo el mundo la conocería por cómo sería ella, su esencia, sus ganas y su talento, ése del que una rubia abogada nunca dudó y que ahora lo ve delante de sus ojos llevando por su nombre "La Luna de cartón" siendo una escuela que siempre en su mente se quedó en donde los chicos de barrio que como ella se crió, podrían escribir su historia para tener un futuro mejor.

Lo que en ti veoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora