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Después del tiroteo en el bar Scorpio en el que El Hierro y El Rata salieron mal parados, ya lo único que quedaba para terminar con toda la organización de El Príncipe era la reunión que tenía lugar en el Puerto pesquero en el que supuestamente llegaría la mercancía robada y Zafiro tendría todo el dinero para marcharse del país pero lo que él no esperaba es que ya la policía lo tenía atrapado y era cuestión de horas su detención.

Al día siguiente estando Sebastián en su oficina, mandaba a su secretaria Rosita, que era la única que quedaba en la empresa, a programar la salida de dos camiones que deberían de estar en el puerto pesquero preguntando la secretaria el por qué de su decisión y recibiendo por parte del empresario gritos y palabras mal sonantes que hacía que la noble secretaria cada vez tuviera más miedo de él dado el nerviosismo del joven estirado que ya estaba contando las horas para terminar con el negocio y poder marcharse a otro país.

  - ¿Dos camiones señor? - Preguntaba Rosita con un hilo de voz y nerviosismo.

  - ¡Sí, sí, dos camiones! ¿No me oyó o es que usted no sabe contar? - Respondió gritando Sebastián dando vueltas por la oficina. - ¡Necesito que esos dos camiones estén en el puerto pesquero a las 4 de la tarde, ni un minuto más.

  - Pero es que...el jefe de transporte renunció y...yo no sé si... - Rosita temblaba con el bolígrafo y carpeta en la mano escuchando a Sebastián gritar.

  - ¡Me importa un pepino si renunció! - Gritó de nuevo Sebastián alzando las manos señalando a su secretaria. ¡Usted es una secretaria ejecutiva, actúe! - Sebastián le contestó parpadeando los ojos por todos lados nervioso porque esos camiones no llegaran al lugar. - ¿Dónde está El Rata? - Preguntó Sebastián queriendo saber el paradero de su chófer.

  - No sé señor, hoy no apareció por aquí ni tampoco llamó. - Respondió la secretaria.

  - ¡No puede ser, estoy rodeado de idiotas! - Dijo Sebastián refregandose la cara. - ¡Si viene por aquí dígale que lo espero en mi apartamento! - Le contestó por último poniéndose su chaqueta para salir de la oficina.

En otro lugar, ya se encontraban el cuerpo de policía junto con Nacho y Juan Capote estudiando los planos del que sería el sitio donde llegaría la mercancía robada para así llegado el momento atrapar a la organización del Príncipe y al mismísimo Zafiro el cual ya no tenía escapatoria. Para ello contaron con un equipo de la DEA el cual vigilaría cada una de las zonas y esquinas donde pudieran estar escondidos.

  - El equipo de la DEA se va a ubicar en la parte trasera de donde están desde temprano para estudiar el lugar. - Iba diciendo el detective Mejía a Capote señalando con su bolígrafo los sitios estratégicos.

  - Y yo estaría aquí con la camioneta. - Contestó Capote igualmente señalando el sitio.

  - Sí, en comunicación permanente. - Respondió de nuevo el detective Mejía, que era el que estaba a cargo de toda la operación ya que fue el fiscal Alberto Guerrero el que puso la condición para seguir con el operativo. - La idea es cubrir toda ésta área para evitar que algunos logren escaparse.

  - Perfecto. - Contestó Nacho por primera vez atento a todas las indicaciones que el detective decía.

  - Tú no vas a estar involucrado Nacho...tu situación no se ha resuelto oficialmente todavía...y no tienes placa. - Le contestó tajante el detective dejándolo fuera de lugar.

  - Conozco a toda la gente del Príncipe y eso podría ayudar, le prometo que no voy a participar pero quiero estar ahí. - Le respondió Nacho sin dudar ya que podría ser de gran ayuda a lo que el detective Mejía después de unos segundos pensando aceptó.

Lo que en ti veoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora