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No podían creer lo que estaban escuchando, parecía que estaban delante de un desconocido que ahora era completamente su enemigo y habia dejado a un lado todo lo que tuviera que ver con la lealtad y cariño a la familia que tanto había demostrado durante años pero ahora los intereses eran otros y estaban saliendo a relucir.

  - Sebastián, no puedo creer lo que estoy escuchando... - Le decía Manolita sorprendida por el cambio de actitud del empresario.

  - Perdóname Manolita pero tengo que cuidar la buena imagen de la empresa y vuestros gritos no son la mejor manera de hacerlo.

  - Nuestra empresa Sebastián, no te olvides que somos las dueñas de "Empresas Gómez". - Le gritó María en su cara.

  - Las empresas Gómez ya no existen María, al estar de acuerdo todos los socios de la fusión con "Global Corporation", ella es la única que resume todo y yo como su presidente tomo las decisiones importantes.

  - ¿De qué estás hablando Sebastián? - Lo enfrentó Manolita cara a cara dejando atrás el aprecio que durante años le había tenido.

  - Lo siento señoritas pero he dejado a medias una reunión muy importante, si me permiten...me retiro. - Le contestó el empresario dándose la media vuelta y dejándolas sin pronunciar palabras alguna.

  - ¿Y tú qué Federico, no vas a decir nada? - María le gritó al hermano de Sebastián para ver si se ponía a su favor.

  - Yo...lo siento pero... Sebastián es el que da las órdenes. - Respondió agachando la mirada.

  - Sí, sí, ya veo que siempre fuiste un cobarde delante de tu adorado hermano. - ¡Vámonos mamá, esto no puede quedarse así! - Manolita y María salieron de la oficina en busca de Sebastián para terminar buscando una solución.

  - ¡Sebastián, exijo que se me muestre todos los documentos de la empresa! - María se enfrentó al empresario delante de todos los trabajadores que iban apareciendo por el pasillo al haber escuchado los gritos.

  - Rosita, ¿Puedes llamar a seguridad? - Sebastián le dijo a la secretaria que se quedó parada en el sitio sin saber cómo actuar.

  - No te atreverías Sebastián. - Respondió Manolita cada vez más enfadada.

  - Con todo el debido respeto Manolita, váyanse. - Sebastián les señaló la puerta de la salida.

  - ¡No nos vas a echar de nuestra empresa! - Gritaba María en su cara delante de todos los presentes.

  - Rosita, ¿Ya llamaste? - Seguía insistiendo Sebastián a la secretaria, que no sabía dónde meterse del apuro al tener de frente a sus antiguas jefas.

  - Eres un miserable Sebastián, no sé cómo no nos dimos cuenta antes.

  - Lamento todo este espectáculo pero no me dejan otra opción. ¡Seguridad por favor! - El empresario llamó a la seguridad de la empresa para que sacara a las dos mujeres.

  - ¡No es necesario de que me saquen de mí, empresa! - María hacía incapié en dejar claro de que era la empresa de su familia y contestando marchándose del lugar junto con Manolita.

  - Gracias a Dios que Marcelino no vio en lo que te has convertido porque se moriría de nuevo de la pena.

Las dos mujeres se marcharon de la empresa totalmente fuera de sí porque no podían soportar que la echaran de la forma en que lo estaba haciendo Sebastián.

Al mismo en la cafetería Luisita esperaba ansiosa la proposición que le pediría Amelia porque con sólo ver sus ojos sabía que la morena tenía algo importante que decirle.

Lo que en ti veoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora