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Después de haber descubierto a la causante de todos sus problemas, Sebastián intentó trazar un plan para hacerla caer y vengarse de ella.
Para ello mandó llamar a sus matones "Pirata" y " Rata" para empezar a seguirla sin descanso y controlar todos sus movimientos.

- Usted dirá señor para qué nos llamó. - Contestó primero "Rata" el chófer.

- Quiero que sigan todos los movimientos de esa desgraciada, dónde va, a dónde vive, su familia, sus amistades, todo. - Respondió Sebastián con rabia.

- Así será, no la perderemos de vista.

- ¡Pirata! Id hablando con los detectives, que estén atentos para cuando se les avise hagan lo que tengan que hacer.

- Sí señor.

- Ahora váyanse, tengo que pensar el siguiente paso. - Les dijo abriéndoles la puerta para que se marcharan.

- Ya verás con quién te has metido mensajera, ya verás... - Decía Sebastián en voz baja con la mirada perdida.

Al rato de haberse ido los matones y quedarse tramando el plan a seguir, de nuevo llamaron a la puerta.

- ¿Me puedas explicar Sebastián quién es esa mujer que fue a reclamarte dinero? - Entró por la puerta doña Pía, madre del empresario.

- Hola mamá, ¿Cómo estás? Yo también me alegro de verte. - Contestaba Sebastián con ironía.

- Me dijo Federico que una tal Devoción Ledesma fue a la empresa a buscarte y reclamarte por no encargarte de tu hija todos estos años, ¿Qué demonios significa eso?

- Esa mujer es una chantajista, no la conozco de nada y si piensa que voy a resolver los problemas que tenga su hija, está equivocada. - Respondió con rabia.

- Cuida tus líos Sebastián, cuídalos porque no estoy dispuesta a perder una fortuna por una mujerzuela. Ya en su momento eché de mi casa a esa oportunista y no quiero que sea de nuevo un problema. - Respondió doña Pía dándose la vuelta para irse y dejarlo con la palabra en la boca.

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En otro lugar, en la oficina de abogados para ser exactos, se encontraba Luisita revisando con Mateo los últimos documentos que llegaron al bufete y como siempre contándose los últimos acontecimientos que había pasado.

- No me quiero imaginar Luisita la cara de Amelia cuando vio a tus padres. - Preguntó primero el abogado.

- Fue horrible Mateo, mi padre llegó furioso, sin dejar que le explicase nada ni le presentara a Amelia.

- Bueno, tu padre quiso que siempre te casaras con Sebastián, no me extraña el enfado que podía tener.

- Mateo, desde que conocí a Amelia soy más feliz, el mundo parece otro, las horas se me van a su lado.... Cuando la tengo cerca es como un bote salvavidas que nunca me deja caer.

- ¡Oye! Yo solía ser ese bote. - Respondió Mateo picándola.

- Ja ja ja, bueno si Amelia es mi bote, tú eres el agua que me mantiene a flote. - Contestó la abogada con un risa sincera y agarrándole las manos con cariño.

- ¿Y Amelia qué piensa?

- Amelia dice que me ama, que está dispuesta a enfrentar lo que sea por estar juntas pero lo que pasó en la cena creo que puso en peligro un poco nuestra relación.

- Luisita, hay que ser muy valiente para seguir adelante con todo el mundo en contra y encima siendo de posiciones distintas.

- Ella cree que nunca va a estar a mi nivel, nunca va a estar a mi altura para ser mi pareja y eso me duele.

Lo que en ti veoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora