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Arriba en el edificio se encontraba Luisita sentada en el sofá todavía sin cambiarse pensando de nuevo en Amelia cuando de repente llamaron a la puerta y con alegría y confusión fue corriendo para abrir esperando que fuera la morena, quedándose parada y dejada caer con desilusión cuando vio a su hermana María.

  - Ay perdón, perdón. ¿Otra vez llego en mal momento? - Preguntó la castaña preocupada y rezando para que así no fuera.

  - No tranquila, pasa, estaba pensando en otra cosa.

  - Aunque viendo tu conjuntito estabas esperando a Amelia ¿No? - Contestó María a su hermana acercándose al sofá para seguir la conversación.

  - Amelia ya se fue y el conjunto se quedó casi sin estrenar.

  - Ay lo siento, ¿Y eso por qué?

  - Me dijo que tenía que pintar una oficina y claro yo como no sabía nada pues le preparé ésta sorpresa y al final la sorprendida fui yo.

  - Ah bueno, no es que lo sienta tanto porque necesito un favor tuyo. - Le contestó María con un manojo de nervios encima.

  - ¿Qué cosa es que estás tan nerviosa?

  - Necesito que me ayudes para hacer la maleta.

  - ¿Y eso, a dónde vas?

  - Es que me voy a mudar a casa de Nacho. - Respondió María bajando la cabeza avergonzada.

  - Pero mírala ella la que no quería amarrarse.

  - Yo quiero a Nacho y me lo ha demostrado que a pesar del poco tiempo que lleva conmigo, él también me quiere y queremos compartir tiempo juntos, a ver cómo se nos da la convivencia.

  - Pues me alegra mucho por tí María, ya es hora de que pensaras más en tu vida y no tanto en el trabajo.

  - Voy a intentar compaginar las dos cosas pero te prometo que no voy a cometer de nuevo el mismo error que hace meses cuando mi padre no confiaba en mí para ser la presidenta de la compañía.

  - ¿Has vuelto a recaer? - Preguntó su hermana con tristeza porque sabía los malos momentos por los que había pasado María.

  - Hasta ahora no y espero no volver a hacerlo. - Contestó la castaña mirándola a los ojos para que Luisita viera que era sincera.

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Una vez llegado al Scorpio, después de la cita fallida con Luisita, entraba Amelia a la oficina de El Hierro para cobrar su parte de la vuelta y con rabia abrió la puerta para encontrárselo de espaldas.

  - Ya dudaba yo que vinieras. - Respondió El Hierro sin mirarla a la cara.

  - Sabes que vendría a la hora que sea, hasta en eso nos manejas que no nos dejas tomar decisiones que no sean a tu antojo.

  - No estoy para tus sermones y no tengo todo el tiempo para esperarte a que vengas cuando te dé la gana. - Contestó dándose la vuelta para coger el maletín en el que se encontraba el dinero.

  - Toma tus 20.000€ por la vuelta, lo que pediste. - Le dijo tirándolos encima del escritorio bajo la atenta mirada de la Diabla.

  - Descuentalo de la deuda, así ya me queda menos para perderte de vista.

  - Sólo me quedan 37.000€ para acabar con todo y déjame decirte que es lo próximo que quiero para la siguiente vuelta, así que te advierto que no me ofrezcas menos porque no lo haré - Le contestó sin apartarle la mirada de odio que siempre le había tenido.

  - No cantes victoria tan pronto Diabla, todavía no está saldada.

  - Eres un miserable y ojalá te pudras en la cárcel tanto tiempo que no tengas vida para verlo. - Respondió totalmente enfadada y marchándose pegando un portazo en la puerta.

Lo que en ti veoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora