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Luisita no daba crédito a lo que estaba pasando en ese momento, se quedó pálida parada en el lugar sujetando la puerta abierta mientras que delante de ella se encontraba frente a sus ojos Sebastián, con intenciones de no irse hasta tener una conversación con la abogada.

Al mismo tiempo regresaba Mateo de la cocina y dándose cuenta de la cara de incomodidad de su amiga, se puso a su lado para intentar salvarla de la situación.

  - Sebastián, yo siento que es mejor que no nos veamos, de verdad, porque lo que había que decir ya se dijo. - Rompió el silencio Luisita cuando encontró las palabras exactas.

  - Luisita te lo ruego, te lo suplico, hablemos. Mateo discúlpame, no quería interrumpir, es que necesito hablar con Luisita. - Le habló Sebastián todavía desde la puerta cuando vio que el abogado no iba a dejar sola a su amiga con él.

  - Lo que necesitas es un antidepresivo y una ducha bien fría porque te ves horrible.

  - Adentro en el alma estoy peor. Luisita por favor te pido sólo dos minutos. - Le pidió de nuevo ante la cara asustada de la rubia.

  - Es que Luisita y yo estábamos estudiando unos documentos que tenemos para mañana. ¿Por qué no la llamas luego por teléfono Sebastián?

  - Porque no puedo seguir sin dormir, esto ha sido muy difícil para mí. - Sebastián seguía con cara de preocupación mientras para sus adentros estaba rabiando porque no conseguía convencer a la abogada.

  - Sebastián pasa. - Dijo finalmente Luisita ya que no se iría sin hablar con ella y dada la bondad de la rubia no quería hacerle daño.

  - Gracias, con permiso. - Sebastián entró a la casa mientras Mateo sacó fuera a Luisita para hablar con ella en privado.

  - Luisita, te está manipulando.

  - ¿Cómo dices eso Mateo, no viste cómo está?

  - Él siempre ha sido muy buen actor.

  - No no, él no es así. Además, lo menos que puedo hacer es hablar un par de minutos con él. - Le contestó Luisita a su amigo antes de entrar de nuevo a la casa.

  - ¿Algún problema? - Preguntó Sebastián apenado.

  - No no, ningún problema, además Mateo ya se iba. - Respondió Luisita mirando a Mateo para que la entendiera.

  - Cualquier cosa estoy cerca Luisita. - Habló el abogado poniéndole su mano en el hombro en señal de apoyo mientras se marchaba.

Cuando el abogado se fue y los dos se quedaron solos, el empresario comenzó la conversación.

  - Tú no me entiendes, desde que tú no estás conmigo me falta un pedazo, yo no puedo vivir. - Rompió el silencio desesperado.

  - Yo nunca pensé que iba a ser fácil Sebastián pero yo creía que tú ibas a darte cuenta de que las cosas entre nosotros no estaban totalmente fuertes como para seguir esta relación y terminar en un matrimonio.

  - Nos conocemos desde que eras una adolescente, eres la mujer de mi vida.

  - Por eso mismo Sebastián, esta relación se convirtió en una normalidad para nosotros pero eso no quiere decir que estemos enamorados. - Gritó ya Luisita desesperada porque no sabía cómo explicarle que ya no lo quería.

  - Es que no es solamente la normalidad entre nosotros y la presencia día a día, es el amor que nos tenemos Luisita. Yo te juro por lo que más quiero, que eres tú, que nunca he estado con otra mujer, nunca he pensado de enamorarme de otra mujer.

  - Date ese espacio Sebastián, intenta enamorarte de nuevo, olvidarte de mí y busca a esa mujer que realmente puede hacerte feliz. - Le contestó mientras que el empresario se daba la vuelta fingiendo estar llorando y con una mano en el pecho como si estuviera a punto de darle un ataque de ansiedad.

Lo que en ti veoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora